Una entrevista a Owen Jones, periodista británico y autor de ‘Chavs, la demonización de la clase obrera’:
–¿Cree que es importante que los obreros vuelvan a tener conciencia de clase para que haya igualdad social?
–Absolutamente. El partido conservador proclamó en 1976 que el problema no es la existencia de clases sino la existencia del sentimiento de clase. Quienes dicen que el concepto de clase es un dinosaurio son los más interesados en negarlo porque saben bien que cuando se habla de clase se está hablando sobre quién tiene poder y riqueza. Conviene decir que ‘todos somos clase media’ incluso cuando la concentración del poder en este país ha llegado a niveles victorianos. Un informe de la ONU ha sugerido que Reino Unido es la sociedad menos igualitaria del mundo desarrollado. Por eso, los periodistas ricos y los políticos acomodados no quieren hablar de clase.
–¿Qué alternativa plantea?
–Crear un interés común, conciencia de que estamos todos juntos en esto. Es la idea que Occupy trató de dejar en las conciencias aunque la cifra del 99% que utilizó quizá no sea la más ajustada numéricamente. Nos quieren dividir con estrategias muy cínicas, tenemos que odiar al inmigrante que viene y se lleva el dinero de las ayudas sociales pero no mirar hacia arriba. Tenemos que demonizar el Estado de bienestar que protege a los más desfavorecidos pero no mirar para arriba. A menos que redireccionemos el cabreo de la gente hacia quien realmente está acumulando el poder y la riqueza, seguirán odiándose los unos a los otros. Como resultado, la gente de arriba seguirá arriba y las medidas de austeridad se volverán a repetir.
El libro de Jones, altamente recomendable, está publicado en español. En inglés, aquí.
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Es cierto que las diferencias de clase son por razones económicas y culturales más patentes en el Reino Unido que en España. Pero sólo hay que leer este artículo para tener claro por qué las referencias que hace Owen son completamente pertinentes para el caso español.
¡Vaya!
¿Donde hay que firmar?
Como ya se ha comentado en el artículo en «El Diario», la edición española contiene un grave problema de traducción, que va a hacer que se entienda mal, y se piense que es un fenómeno únicamente inglés. En España existen términos similares, como canis, chonis, y similares, que tienen unas connotaciones parecidas y desarrollan la misma función de volcar la culpa sobre el de abajo.
No es sólo un problema de distribución de riqueza (que también), sino de ideología y culpabilización social. De azuzamiento de resentimientos entre las distintas capas de la clase trabajadora. Y eso existe también en España.
Chav viene de una palabra gitana (chavi) que quiere decir niño o crío. Cuando en el Reino Unido se habla de alguien como chav, habitualmente en tono peyorativo, casi siempre se están refiriendo a un joven. De ahí que se pueda medio traducir al español como cani o choni, aunque siempre es complicado pasar una palabra de jerga de un idioma a otro.
Sin embargo, en el libro de Jones y en muchos artículos de la prensa británica, cuando hablan de chavs se refieren a términos más generales, abarcando no sólo los jóvenes sino también a la clase trabajadora de raza blanca que vive en ciudades del norte y centro de Inglaterra o en los suburbios de Londres, que sufre un índice de paro muy superior a la media nacional y que depende para sobrevivir de los subsidios sociales (ayudas por vivienda, por hijo o por desempleo).
La clase alta y media-alta no puede ser muy numerosa, como es lógico (un rico necesita muchos pobres que trabajen para él). Quizá no el 1 %, pero desde luego bastante menos del 10 %. Si los demás se unen contra ellos, lo pasarían mal. Quizá hasta tendrían que conformarse con un nivel de vida confortable o de semilujo.
Por eso, para seguir disfrutando de sus privilegios y medrar cada vez más, les conviene dividir a sus oponentes. Ocupados contra parados, autóctonos contra inmigrantes, educados contra ignorantes, catalanes contra madrileños, católicos contra ateos, Athletic contra Real Madrid, hay muchas posibilidades y las aprovechan todas, porque seguro que en alguna caemos.
Especialmente les conviene crear una división entre la clase media-baja (los que aín tienen trabajo fijo) y la clase baja (los demás), totalmente artificial porque la movilidad entre estas «clases» es total, sobre todo hacia abajo. Lo que no ocurre con la clase alta, cuyas redes sociales difícilmente permiten que uno se cuele si no es cooptado.
Los de arriba siempre tienen la forma de distraer a los de abajo para ellos seguir arriba
Ahora han abierto una brecha más entre españoles de origen y españoles nacionalizados. Con el nuevo anteproyecto de ley Integral de los Registros se modificará el código civil para incluir nuevas vías para la retirada de la nacionalidad por «razones imperativas de orden público o de seguridad o interés nacional». Vamos un abanico lo suficientemente amplio para poder aplicarlo de forma indiscriminada.