RT @gusbaratta: #Dijsselbullshit
— Fabrizio Goria (@FGoria) 25 de marzo de 2013
Y allá van de nuevo los Keystone Cops. Las autoridades europeas no podían saborear unos días su victoria sobre Chipre. Tenían que provocar una tormenta, como ha hecho el presidente del Eurogrupo. Jeroen Dijsselbloem comentó a Reuters y el FT que el modelo de Chipre podría utilizarse en otras crisis bancarias europeas: imponer una quita o impuesto a los depósitos, en especial si superan los 100.000 euros, ya no sería un caso único, sino una opción perfectamente aceptable para el futuro.
Las bolsas se llevaron el golpe en toda la boca. En especial en Madrid y Milán.
¿Es idiota Dijsselbloem o hay un plan detrás? Hay que recordar que en la noche en la que se anunció el primer acuerdo con Chipre (que luego su Parlamento rechazó) le preguntaron al holandés si esa opción estaba descartada para futuras crisis. Y en ese momento el impuesto, quita o como queramos llamarlo también afectaba a los depósitos de menos de 100.000 euros. Dijsselbloem se negó a descartarla.
Al principio, se dijo que era la consecuencia de tener a un novato en un puesto tan delicado. Acaba de estrenarse como presidente del Eurogrupo y tampoco lleva mucho tiempo como ministro holandés de Hacienda. Ahora ya no está tan claro. Es cierto que su portavoz ha salido después para decir que sus palabras se han sacado de contexto (disculpa guardada en f4 por los jefes de prensa) y que después se ha difundido un comunicado con el que confirmar que Chipre es «un caso único». Esa explicación confirmaría la versión ‘Dijsselbloem es idiota’.
Me temo que es la explicación fácil.
Felix Salmon –y unos cuantos más– cree que no hay ningún traspiés. Se trata de una política que tiene un cierto sentido, aunque aparezca en el peor momento posible (el peor para los europeos del sur, no para alemanes y holandeses). Se acabaron los rescates a los bancos (con los que además la economía de un país asume una tonelada de deuda imposible de devolver). Si es necesario, habrá exigir que pasen por caja accionistas, bonistas y también ahorradores.
Abrir una cuenta ya no será una decisión digamos inocente por su simplicidad. Ahorradores hasta cierto punto. Los que tengan por encima de 100.000 euros saben que por encima de esa cifra asumen un riesgo. Pero, claro, todo dependerá de la gravedad de la situación y de los riesgos políticos que las autoridades políticas quieran asumir. Muchos gobiernos han dicho que no subirán los impuestos o que no recortarán en educación y sanidad, y luego ya sabemos lo que han hecho. La garantía de que no se tocarán esos primeros 100.000 euros tiene tanto valor como todas esas promesas que desaparecieron como lágrimas en la lluvia.
Salmon comenta que depositar un dinero en el banco no es otra cosa que hacer un préstamo a esa entidad financiera. Completamente cierto. También es cierto que colocar a los ahorradores en el mismo plano que accionistas y bonistas es un caso de ceguera política tan acusado que puede poner en peligro la confianza en el sistema financiero en un momento en que no hay campo en la actividad económica que no se vea afectado por la incertidumbre.
Tener una cuenta corriente (los que pueden) de más de 100.000 euros se ha convertido gracias a la UE en un acto de fe con tanto sentido como creer que el espagueti volador es el ser supremo. Si un país como Italia o España ve sufrir otra vez un aumento repentino e incontrolable de su prima de riesgo, como ocurrió en mayo y junio de 2012, mantener el dinero en sus bancos es otra demostración de confianza ciega en un sistema que no ha hecho méritos para merecer tanta adhesión.
Es muy bonito, casi entrañable, que los gobernantes pidan a los ciudadanos que confíen en el futuro de su país (lo que incluye a su economía y a su vez al sector financiero).
La respuesta sólo puede ser: eso cuéntaselo a Dijsselbloem.
Donde más énfasis hay que hacer es en la cita que hace Felix Salmon de Murphy, sobre todo en lo de corporate, porque fondos de inversión y pensiones tienen cuentas abiertas en un depositario, normalmente, un banco… y mueven bastante más que 100.000 euros.
Si quieren que la gente evite siquiera meter dinero en un banco y lo deje, como en Rusia o Argentina, en el colchón: http://internacional.elpais.com/internacional/2012/05/19/actualidad/1337443141_571774.html
Eso, sin contar, con que también están inflando su propia burbuja bancaria en el Norte de Europa (sería interesante contar con estimaciones de las transacciones financieras entre el Sur y el Norte de Europa desde el inicio-agravamiento de la Eurocrisis, y pensar lo que podría suceder, si todos esos «honrados» depositarios en fondos y similares requirieran de golpe sus fondos)
Echaos unas risas, anda:
http://www.zerohedge.com/news/2013-03-25/have-russians-already-quietly-withdrawn-all-their-cash-cyprus
Eso es una falta de respeto. No está demostrado que el Espageti Volador no sea el ser supremo.
Pues, desde mi ignorancia económica, aunque entiendo las críticas cuando hablan de la seguridad jurídica y la pérdida de confianza en los bancos, tampoco lo veo tan mal. Porque, por una vez, pagan los que tienen más y no los que tienen menos. Y, si se va a por los grandes depósitos bancarios, igual los millonetis que los tienen deciden gastarlos en algo, pongamos crear empresas e industrias, en vez de tenerlos guardando polvo, por lo que para la economía mal no irá.
Que supongo que estoy profundamente equivocado en algo fundamental, porque gente con mucho criterio y con la cabeza muy bien puesta está con los pelos como escarpias, pero no acabo de ver qué tiene de tan mala esta medida (más allá de la nueva muestra de incompetencia de nuestros gobernantes)
Íñigo,
En primer lugar, no voy a comentar tu falta de respeto (casi blasfemia, podría decir) a una religión asentada, como es la del espaguetti volador. Creo que deberías revisar tus estándares de corrección política.
En segundo lugar, y «un poco» más en serio, creo que te equivocas con los de «colocar a los ahorradores en el mismo plano que accionistas y bonistas». De hecho, tal y como establecen las normas mercantiles de todos los países medianamente civilizados, no están en el mismo plano en la quiebra sino que los primeros que pagan son los accionistas, después los bonistas (con totdas sus clasificaciones de deuda senior, junior, etc) y por último los depósitos hasta el límite del FGD. Si falta algo, después de esto, suele pagar el contribuyente.
Y así (más o menos) es como se ha hecho en Chipre. Otra cosa muy diferente es lo que querían hacer en la primera propuesta que se saltaba cualquier orden lógico, la verdad.
Héctor
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