No hay artículo sobre Mandela que no incluya la palabra reconciliación. Y es justo que así sea, pero se olvida con frecuencia, en especial si se habla del legado que dejó su etapa como presidente, lo que ocurre con lo que podríamos llamar la reconciliación económica, las aspiraciones materiales de millones de surafricanos negros que confiaban en que la dignidad de ser considerados como ciudadanos con plenos derechos políticos estuviera acompañada de una mayor prosperidad.
Este gráfico de The Economist describe el aumento de la desigualdad producido desde que el Congreso Nacional Africano llegó al poder. La brecha se abrió aún más, y si hay un grupo que se vio beneficiado de forma espectacular fue la comunidad de origen asiático. Y desde la salida de Mandela del poder el avance para la población negra ha sido casi inexistente.
El novelista surafricano Zakes Mda escribió hace unos días que para entender esas aspiraciones frustradas hay que conocer antes las contradicciones del propio Mandela, un revolucionario inspirado por el marxismo y al mismo tiempo un líder tribal de tendencias un tanto aristocráticas.
La reconciliación política suponía garantizar a la élite económica (blanca) del país que sus títulos de propiedad sobre empresas y viviendas serían respetados, pero también se prometió que el apartheid económico tocaría a su fin. Si ocurrió algo así fue en la cúpula económica, no en su base. Muchas empresas aceptaron que debían incluir a negros en puestos de dirección y hacer negocios con empresarios negros, una nueva clase privilegiada integrada en buena parte por dirigentes del CNA.
La figura más destacada en ese campo es Cyril Ramaphosa. Pudo haber sido el sucesor de Mandela en la presidencia, pero perdió en la votación interna ante Thabo Mbeki. Dejó la política y se convirtió en empresario. Ahora es multimillonario (fortuna estimada: 700 millones de dólares) y desde 2012 vicepresidente del CNA. Parece el mejor colocado para suceder en el poder a Jacob Zuma, aunque está por ver cómo le afectará formar parte del consejo de Lonmin, empresa minera de la que es accionista. Fue durante las protestas sindicales en una de las minas de Lonmin cuando se produjo la matanza de Marikana en agosto de 2012, la más cruenta represión policial ocurrida en Suráfrica desde 1960.
Como dice Mda, la corrupción extendida en la clase dirigente, de la que no se libra el actual presidente, y el hecho de que pocas cosas hayan cambiado para la mayoría negra ha provocado que la euforia de entonces haya sido sustituida por la decepción.
«Mandela articuló la aspiración a una democracia no racial en Suráfrica. Pero la realidad es que mientras se identifique a los blancos con la riqueza y a los negros con la pobreza, la auténtica reconciliación nunca será posible», dice Robert Schire, de la Universidad de Ciudad del Cabo.
Todo eso comenzó con Mandela en el poder en una decisión plenamente asumida por él. Abandonó por impracticable cualquier política de nacionalizaciones y abrió el país a los capitales extranjeros. Era muy consciente de que la mayoría negra no contaba con el nivel de educación necesario, tras décadas de marginación, para asumir las riendas de la economía o prescindir de los profesionales blancos. Como le explicó a John Pilger en esa época, la privatización iba a ser la norma, y no importaba lo que hubiera prometido antes porque «todo proceso supone cambios» sobre la realidad anterior.
Atraer a los capitales extranjeros que se habían mantenido alejados del país durante la última década de apartheid no era una tarea imposible en un país con cuantiosos recursos naturales. Aumentar el nivel educativo de la población negra resultó mucho más difícil. El fracaso más evidente fue la incapacidad de dotar de viviendas asequibles a las clases populares. El país tiene un déficit de no menos de un millón y medio de viviendas de ese tipo. Múltiples indicadores sociales revelan una situación dramática para la mayoría de los surafricanos.
Es cierto que la clase media negra se ha doblado desde los años 90, pero la tasa oficial de desempleo (25%) se eleva al 35% si se cuenta a aquellos que han desistido de buscar trabajo ante la imposibilidad de obtenerlo. Se espera que este año el PIB crezca un 1,9%, tres veces menos que el nivel necesario para crear empleo neto.
La gran paradoja es que son los blancos los que han visto mejorada su situación económica, a pesar de que obviamente ya no monopolizan los puestos de la Administración. Entre 1994 y 2012 su tasa de desempleo ha pasado del 3% al 5,7%, un porcentaje aún muy bajo. Su nivel educativo ha aumentado.
Si se establecen unos ingresos de 5.000 rands (352 euros) como umbral para marcar la tasa de pobreza, veremos que el porcentaje de población blanca por debajo de ese nivel ha pasado desde 1994 del 2% al 1%. En el caso de los negros, del 50% al 45%. Al menos, el gasto social ha permitido que la pobreza extrema (ingresos de dos dólares diarios) pasara del 17% al 5% en la población negra entre 2002 y 2010.
Suráfrica es en definitiva uno de los países más desiguales del planeta. Según el índice Gini, está en el puesto 157, el segundo peor país africano después de Namibia. El 40% más pobre del país sólo dispone de menos del 7% de la riqueza nacional.
El Gobierno de Mandela implantó un programa al que llamó GEAR (Growth, Employment and Redistribution). Crecimiento, empleo y redistribución. Si el fin del apartheid económico dependía de este último factor, no se puede decir que el balance esté a la altura del legado político de Mandela.
Foto: concentración en agosto de 2013 en recuerdo de los mineros muertos en la matanza de Marikana.
Ayer: Mandela, el revolucionario que no renunció a la violencia.
Es una lastima perder un personaje de estos, Buen aporte
Mandela creó en 1961 el MK, (la “ETA” de Sudafrica) y desde entoces es considerado un terrorista por la ONU y por EEUU hasta 2008. En 1985 mató en un balnearío a 5 blancos incluyendo tres niños.
“Aún existen razones para la lucha armada en Suráfrica”, declaró desafiante al ser liberado tras 27 años de prisión. Nada de arrepentimientos, perdón a las victimas o zarandajas por el estilo, como aquí.
¿Reconciliación, dices? https://www.google.es/?gws_rd=cr&ei=P32jUqbcA4PnygPXz4D4Ag#q=%22violence+against+whites%22+south+africa
En 1985 mató en un balnearío a 5 blancos incluyendo tres niños.
En 1985 estaba en la cárcel.
Y en 1975, y en 1965
A.- Santi Ochoa eres un mandril-
B.- Si no tienes el control de la economía no tienes nada, tener el poder político sin el control económico es no tener nada. LENIN
para ALOE
No me refería a Mandela, sino al MK.
Traspasado cierto umbral, lo sabían de sobra los antiguos griegos, las personas dejan de ser personas y emparentan con los dioses. Ghandi o Mandela ya pertenecen al linaje de Ulises. http://www.elsenorgordo.com/2013/12/madiba.html
Pingback: ¿Qué fue de la reconciliación económica en la Suráfrica de Mandela?
El problema está en creer que determinadas cosas se pueden controlar. Se hace lo que se puede, expresado a lo campestre, que no es lo mismo (ni remotamente parecido).
La situación en Sudáfrica ha cambiado a tal punto que se puede decir que es otro país, muy diferente. Ha habido una fuga masiva de «blancos», personal de alta cualificación, todos de origen británico o europeo en su segunda o tercera ascendencia, y se han ido por algo tan simple como cobrar salarios (muchísimo) más altos. Destino: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido… vivían en Sudáfrica mientras era un chollo para ellos. Patriotismo de este hay mucho por ahí adelante.
Esto ha hecho que el inglés como lengua de primer uso haya colapsado a la quinta posición del total de 11 lenguas oficiales estatales (provinciales hay muchas más, naturalmente), con el 9%, muy por debajo incluso del 14% del Afrikaans (la primera, el zulu con el 23%). El inglés va camino de convertirse en una lengua tampón, como en la India: ningún grupo étnico va a hablarla.
Los que ni de coña se van son los afrikaner. Serán casi todos fachas, pero sudafricanos hasta la médula (el propio Zuma, que es un cabestro, dijo públicamente con la única lectura que cabe que entiende perfectamente que los afrikaner sólo tienen un pasaporte -el sudafricano-, a diferencia de otros «blancos», que tienen todos los que pueden). Esto ha creado una bolsa de población «blanca» que vive por debajo del umbral de la miseria, al menos medio millón de personas y tal vez un millón, en auténticos ghettos formados por casas prefabricadas o incluso caravanas en plan USA. Son personas sin formación ni cualificación, que vivían de la mandanga que el régimen les ofrecía, eso se acabó, porque para jornaleros, los inmigrantes de países vecinos cobran más barato que cualquier autóctono.
El porcentaje respecto al total de la población «blanca» es muy inferior al de otros grupos sociales (alrededor de un 20%, no se compara con el 80% de los «negros»), pero esto es un claro indicador de que la igualdad está empezando a saltar por encima de las antiguas divisiones.
En cualquier caso, la solución a estos y otros problemas radica por el establecimiento de elites de poder con sus intereses firmemente arraigados en el país. Sin eso, no se va nunca a ninguna parte.
Tantas alabanzas en el obituario de Mandela era mosqueante (hasta el «masterchef» Obama). La falta de información sobre lo que ocurre en Sudáfrica (o en Thailandia, o en Filipinas, en contraposición sobre el casi diario reportaje manipulado sobre Venezuela o Cuba) no ayudaba en saber si realmente Mandela era un personaje que mereciera tantos parabienes como se le brindan. Este reportaje desvela las sospechas: otro dirigente que traicionó a su pueblo entregándolo al capitalismo salvaje. Lo que ocurrió en Sudáfrica es algo parecido a lo que pasó en España con el franquismo o en Chile con el pinochetismo: regímenes que tenían sus días contados y que buscaban desesperadamente una salida no traumática en el que todo quedara «atado y bien atado». Parece que Mandela fue el «tonto útil» de las clases blancas pudientes de Sudáfrica que necesitaban de una figura que liderara una transición donde no hubiera un baño de sangre (blanca) y ellos siguieran manejando las riendas del poder. Por lo que aquí cuenta hizo bien su trabajo, el problema es que los problemas se van acentuando y ante la voracidad del Capitalismo, incapaz de mostrar un mínimo de justicia social y repartir algo entre todos, al final sólo será posible una salida violenta. Al tiempo.
Ya hubo una limpieza etnica de pieds-noirs y Argelia no fue a mejor.
Yo diria que incluso a peor.
Pero bueno otro izquierdista que sueña con genocidios y baños de sangre para purgar al «capitalismo salvaje».
Arzamas, la comparación es insostenible.
En Hispanistán, claro que estaba todo atado y bien atado, no sólo dentro, sino fuera: los planes ya estaban hechos y la opción violencia era inaceptable. Entonces aquí sí era factible haber obtenido muchas más concesiones, sobre todo teniendo en cuenta hasta dónde se podía llegar. La clase de entonces, sobre todo el bando españolista, no estuvo a la altura (nunca lo estuvo en toda la historia), y se dejaron timar encantados de la vida. Algunos incluso con perfecta consciencia.
Pero en Sudáfrica no estaba todo atado y bien atado ni mucho menos. El régimen iba a colapsar en determinadas circunstancias, pero lo que saliera de ahí ni mucho menos estaba tan claramente encarrilado. De hecho, si te molestas en leer las hemerotecas, verás que el país comenzó a entrar en una espiral de barrena económica porque a los mercados «les parecía obvio» que el apartheid iba a terminar como el rosario de la aurora (a los mercados las sanciones y los boicots ya sabes que le resbalan). Nadie creía seriamente que Sudáfrica fuera a terminar siquiera como un país de una pieza, de hecho, la propia minoría afrikaner tenía sus planes de crearse su propio estado étnicamente homogéneo, planes que intentó reciclar ya bajo el gobierno del CNA y que sólo han abandonado recientemente. Los baños de sangre, cuando empiezan, raramente distinguen de por dónde siguen.
Así que no, Mandela «algo» de mérito tiene. El CNA, más bien, aunque de una organización seria suelen salir dirigentes a la altura, si no salen pues es lo que hay. De hecho para ver las diferencias no hay más que comparar el Borbón con Nelson.
Se suele decir que conviene ser realistas y pedir lo imposible. Pedir, está bien. Pero a la hora de hacer planes, aún considerándolos todo lo ambiciosos que se pueda (e incluso para negociar conviene pedir 100 porque todos sabemos que no vamos a pasar de 10), también se suele decir que es conveniente no perder el contacto con la realidad. Lo que puede ser, puede ser, y lo que no puede ser, no puede ser. Tras la caída de la URSS es imposible organizar ningún sistema político que intente funcionar al margen del imperio, salvo que uno quiera montar Cuba o Corea del Norte, así que creo que es más inteligente sacar todo lo que se pueda, que nunca ha llovido que no escampara.
Respecto a la corrupción, también es indicativo del cambio quiénes son los corruptos ahora. Aunque esto es otro problema, casi más de cultura que de sistema, sin negar que hay sistemas que favorecen la miseria más que otros, evidentemente.
Por cierto, traigo unas citas de Mandela poco conocidas:
«If there is a country that has committed unspeakable atrocities in the world, it is the United States of America. They don’t care for human beings», durante el Internatinal Women’s Forum en Johannesburgo, poco antes de la invasión de Iraq.
«All that wants [el gobierno americano] is Iraqi oil», “If you look at those matters [la política de EEUU], you will come to the conclusion that the attitude of the United States of America is a threat to world peace.”, en una entrevista a Newsweek en 2002.
“From its earliest days, the Cuban Revolution has also been a source of inspiration to all freedom-loving people. We admire the sacrifices of the Cuban people in maintaining their independence and sovereignty in the face of the vicious imperialist-orchestrated campaign to destroy the impressive gain made in the Cuban Revolution….Long live the Cuban Revolution. Long live comrade Fidel Castro.”, en su visita a Cuba, 1991.
“The UN took a strong stand against apartheid; and over the years, an international consensus was built, which helped to bring an end to this iniquitous system. But we know too well that our freedom is incomplete without the freedom of the Palestinians.” Día Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, 1991.
Creo que podemos esperar sentados que los líderes hispanistanís (o chilenos) hagan declaraciones como estas.
Bonus:
«Hoy, Sudáfrica tiene muchos nuevos amigos. Ayer, estos amigos se referían a nuestros líderes y nuestros combatientes como terroristas y nos acusaban mientras apoyaban la Sudáfrica del apartheid. Esos mismos amigos hoy quieren que condenemos y aislemos Cuba. Nuestra respuesta es muy simple: es la sangre de los mártires cubanos y no de estos «amigos» la que corre profundamente en la tierra africana y nutre el árbol de la libertad en nuestra patria», Thenjiwe Mtintso, embajadora del gobierno sudafricano en Cuba sobre la batalla de Cuito Cuanavale.
http://en.wikipedia.org/wiki/Cuito_carnevale
Así que no, creo que no hay color.
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