Uno de los artículos más terribles, por reveladores, de los escritos tras la matanza del instituto de Cartland, no fue escrito por un periodista, sino por una radióloga de Florida. Heather Sher ha examinado miles de heridas producidas por armas de fuego y también ha visto los daños causados en los cuerpos de las víctimas del tiroteo por las balas del fusil semiautomático AR-15 que utilizó el asesino.
Lo que quiere decir que pudo apreciar los daños masivos causados por balas de alta velocidad disparadas con un fusil de asalto en los órganos de los fallecidos. Recuerda el caso de otro tiroteo en el aeropuerto de Fort Lauderdale, también en Florida, hace un año con cinco muertos y seis heridos. Seis personas entraron heridas en el hospital por disparos de pistola. Todas sobrevivieron.
El caso de Cartland fue muy distinto. La doctora Sher explica por qué:
«Las heridas por disparos de arma de fuego corta tienen puntos de entrada y salida y trayectorias dentro del cuerpo de la víctima aproximadamente del tamaño de la bala. Si la bala no impacta directamente en un lugar crucial, como el corazón o la aorta, y (el herido) no se desangra hasta morir antes de ser trasladado hasta donde estamos en un centro, lo más probable es que podamos salvar a la víctima.
Las balas disparadas por un AR-15 son diferentes. Viajan a una velocidad mayor y son mucho más letales. El daño que causan se produce en función de la energía que llevan mientras recorren el cuerpo. Una bala típica del AR-15 sale del cañón tres veces más rápido,
con una energía tres veces superior, que la típica bala de 9 milímetros de una pistola. Un fusil AR-15 con un cargador de 50 proyectiles permite disparar muchas más balas letales sin necesidad de recargar.Con un AR-15, un tirador no necesita ser especialmente preciso (con su puntería). La víctima no depende de la mala suerte. Si una víctima recibe un impacto directo en el hígado con un AR-15, los daños son mucho más graves que con una simple herida de bala de pistola. Se puede sobrevivir a una herida con bala de pistola en el hígado, a menos que la bala corte el suministro principal de sangre al hígado. Una herida de bala de AR-15 en mitad del hígado provocaría una hemorragia tan grande que lo más probable es que el paciente no llegara al vivo al centro sanitario para ser atendido».
Las balas de un AR-15 provocan daños internos mucho mayores en su trayectoria por el cuerpo causando hemorragias de efectos «catastróficos». El orificio de salida puede tener el tamaño de una naranja, escribe.
Los políticos republicanos que se oponen a recuperar la prohibición de los fusiles de asalto, como el AR-15 y sus distintas versiones, que estuvo en vigor desde 1994 hasta 2004 se niegan a considerar que el tipo de armas a la venta sea parte del problema. Son fusiles cuyo diseño y características de origen, y el de su munición, están pensados para la guerra, para provocar el máximo daño físico en la víctima.
El asesino de Fort Lauderdale disparó durante menos de 90 segundos con una pistola Walter PPS de 9mm. En ese breve espacio de tiempo, mató a cinco personas. Cuando vació el cargador y se quedó sin más munición, se tumbó en el suelo a esperar la llegada de la policía.
El tipo de arma y de cargador tiene una influencia directa en el número de víctimas y en las probabilidades de sobrevivir de las víctimas.
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— POLITICO (@politico) February 26, 2018
¿Qué sucede en EEUU tras una matanza de estas características? Los que se oponen a un mayor control sobre las armas, o establecer mecanismos para comprobar los antecedentes de la persona que quiere comprarlas afirman que no hay que «politizar» estas tragedias. Se refieren a que no haya un debate público sobre las armas. Impedir esa discusión tiene obviamente otra intención política: que no se lleve al legislativo propuestas que supongan un cambio del ‘statu quo’.
Algunos piden sólo que se rece por las víctimas y para que un hecho así no vuelva a ocurrir.
Un estudio de 2016 revela que cada vez que se produce una matanza de estas características el número de leyes que eliminan restricciones para comprar armas o llevarlas en determinados lugares antes vetados aumenta un 75% en los estados cuyo legislativo está controlado por los republicanos. No hay una variación apreciable en los estados controlados por demócratas. A su debido tiempo, la tragedia sí es ‘politizada’, en la dirección que buscan los partidarios de las armas.
La consecuencia de estos tiroteos es que hay más armas en la calle en muchos estados y esas armas se pueden llevar legalmente en más sitios.
“A teacher would have shot the hell out of him before he knew what happened.”
Donald Trump repeats his call for teachers to be armed in the wake of the mass shooting at a school in Florida. pic.twitter.com/UXJzBeoZTJ
— Channel 4 News (@Channel4News) 23 de febrero de 2018
Tras lo sucedido en Florida, Donald Trump ha apoyado la idea de armar a los profesores y personal administrativo de los colegios. No es nueva. La NRA ya la promovió después de la masacre del instituto Sandy Hook en 2012. En su momento, se rechazó como algo demasiado ridículo como para tomarlo en serio y recibió pocos apoyos.
Que algo parezca ridículo nunca ha sido un problema para Trump desde que llegó a la Casa Blanca. Incluso ha prometido que se podría conceder un bonus económico a aquellos que aceptaran participar en un entrenamiento específico.
En The Washington Post hicieron los cálculos para saber cuánto costaría preparar a un 20% de profesores (ese es el porcentaje citó Trump en público) para dar clases armados. En todo EEUU, hay 3,6 millones de profesores (3,1 en centros públicos). Uno de cada cinco serían 718.000 profesores armados, una cifra algo inferior al total de miembros del Ejército y de la Armada.
El presupuesto mínimo sería de 71,8 millones de dólares, teniendo en cuenta que sólo se les enseñaría a disparar, lo que no parece suficiente. Hay cursos específicos para profesores que ya existen (26 horas de entrenamiento en tres días) y su coste por persona es de unos mil dólares. El total pasaría a ser de 718 millones.
Habría que sumar el coste de las pistolas: 359 millones por dar a cada profesor una Glock o la mitad, dice el artículo, si la empresa, que es austriaca, hiciera un descuento por la mitad del precio. El entrenamiento más básico con la pistola con descuento elevaría todo el presupuesto a 251 millones. Con el entrenamiento completo y la pistola al precio de mercado, la cifra se superaría los mil millones de dólares.
Si cada colegio tuviera varios guardias de seguridad armados, el coste se iría a decenas de miles de millones al año.
Pero más allá del coste, que los colegios y las juntas municipales de educación no podrían asumir, está el tema de la viabilidad de la propuesta. Entrenar a civiles para que utilicen armas de fuego en una situación de máximo riesgo cuando hay vidas en peligro es una idea descabellada. Ni siquiera tienes la garantía de que todos los policías y soldados que saben cómo manejar un arma puedan ser útiles en una emergencia de ese tipo. ¿Civiles sin entrenamiento policial o militar, sin la preparación profesional y mental que da saber que un arma forma parte de tu trabajo?
La posibilidad de un error, un profesor disparando contra uno de sus alumnos en una situación caótica por definición, es tan horrible que no conviene descartarla por completo.
Estas son algunas opiniones sobre la idea entre expertos citados en este artículo.
«Es una loca propuesta. ¿Qué hacemos para reducir los secuestros en aviones? ¿Dar a todos los pasajeros un arma cuando entren?».
«Si tener más armas en más lugares diera más seguridad a los americanos, entonces tendríamos el nivel de violencia con armas más bajo del mundo desarrollado, y lo que ocurre es lo contrario».
«¿Qué pasaría si un profesor se dejara por error un arma en un cajón de su mesa sin cerrarlo con llave y la cogiera un estudiante? Piensen en la carga que supone para las escuelas asegurarse de que los profesores pueden llevar armas de forma segura. ¿Quién se va a ocupar de la vigilancia, el control y el entrenamiento?».
«Las pruebas son abrumadoras, empezando por los hogares. Un arma en un hogar aumenta el riesgo de que alguien muera en casa. Es así porque hay más suicidios, más accidentes con las armas y más homicidios».
«Estar entrenado para usar armas no va sólo sobre disparar. El corazón te late a mil por hora, tu adrenalina se extiende por todo tu cuerpo, y tienes que tomar la decisión correcta».
Y todo esto por no reconocer que la posesión legal de armas como el AR-15 es una amenaza en los colegios y multitud de centros públicos del país. Por ignorar lo que hace una bala disparada por un fusil de esas características en el cuerpo humano.
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La guerra de EEUU contra sus propios ciudadanos. 16 febrero.
El asesino de Orlando y la campaña de Trump: una mezcla tóxica. Junio 2016.
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Corrección: en el testimonio de la doctora hay un error cuando se dice que la bala del AR-15 sale a una velocidad tres veces superior a la de una bala de pistola y con una energía tres veces superior. Como me apunta José Manuel por email, en caso de que ambas balas tengan la misma masa, si la velocidad es tres veces mayor, su energía es proporcional al cuadrado de la velocidad, es decir, sería nueve veces superior.
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19.20
Muchos partidarios de las armas suelen decir que, al ser semiautomático, el AR-15 no es propiamente dicho un arma de guerra, un fusil que utilizaría un soldado. Estos comentarios suelen ser corregidos en Twitter por exmilitares que intentan, sin mucho éxito, convencerles de que están equivocados. En este artículo del NYT se explica por qué. Con el AR-15, los tiradores cuentan con una potencia de fuego muy similar a la que tienen las tropas con los fusiles automáticos.
Los soldados no son adiestrados para disparar con ráfagas sus fusiles hasta vaciar todo o casi el cargador, porque supondría un desperdicio de munición. Las técnicas de combate recomiendan disparar en modo semiautomático, es decir, un disparo cada vez que aprietas el gatillo. Las armas son así más precisas y por tanto más letales, explica el artículo.
La principal diferencia en la práctica es que los fusiles automáticos tienen la posibilidad de disparar una ráfaga corta de tres disparos, lo que no puede hacer un AR-15 de uso civil.