Emmanuel Macron dijo en su discurso de la victoria en el Louvre que aspira a que los votantes de Marine Le Pen no vuelvan a apostar por opciones extremistas. Para poder conseguirlo, debería saber quiénes son esos votantes y cuáles son sus motivaciones. La encuesta que hace Ipsos en los días anteriores a las elecciones, y que difunde al cerrar los colegios, da algunas pistas.
Antes de nada, hay que recordar algo. Una segunda ronda electoral entre los dos candidatos más votados en la primera obliga inevitablemente a cada votante no sólo a elegir a su candidato preferido, sino en muchas ocasiones a apostar por el menos malo, desde su punto de vista. Ni el 65% de los franceses cree que Macron es el mejor político que puede presidir Francia en estos momentos ni el 35% está convencido de que Le Pen haría un gran trabajo en la jefatura del Estado.
El sondeo permite descubrir en qué sectores sociales, económicos o profesionales ha conseguido Le Pen mejores resultados. No todos son votantes ultraderechistas, de la misma forma que no todos los votantes de Macron son liberales.
La encuesta no permite trazar un perfil exacto del votante de Le Pen, pero sí desvelar donde consigue mejores resultados con diferencias significativas sobre su resultado nacional.
Aquí está el dato en el que la diferencia de votos entre Macron y Le Pen es más evidente. Un 56% de los que se identifican como obreros afirmaba que votaría por la candidata del Frente Nacional. Los «empleados», probablemente en el sector servicios, la apoyaban en un 46%, diez puntos por encima de su resultado. Jubilados (26%) y directivos, profesiones liberales y con licenciatura (18%) preferían claramente a Macron.
Entre las personas en paro, Le Pen también obtenía mejores resultados (un 47%). Al igual que entre los autónomos (43%). En el caso de personas con empleo, Macron recibía un apoyo similar al finalmente recibido, sin gran distinción entre los que trabajan en la empresa pública o privada.
En la pregunta sobre si los ingresos le alcanzan para subsistir, Le Pen recibe un alto número de apoyos. Los que lo tienen muy difícil para llegar a fin de mes votarían a Le Pen en un 69%. Los que lo tienen sólo difícil votarían a Macron en un 61%. No es aventurado decir que cuanto peor es su situación económica, más fácil es que un francés vote al Frente Nacional.
Los votantes de Le Pen son mucho más pesimistas sobre el futuro económico del país que los de Macron. Los que creen que la nueva generación vivirá mejor que la actual votarían en un 80% al nuevo presidente. Un 41% de los que son pesimistas, a Le Pen. No es una diferencia espectacular con respecto al resultado definitivo, pero en las tres opciones de respuesta es donde Le Pen obtiene mejor número.
En cuanto a ingresos, en ninguno gana Le Pen, aunque la ultraderechista recibe el mayor apoyo entre los que cuentan con menos de 1.250 euros. Parece claro que cuanto menos ingresos se reciban, más probable es el voto a Le Pen.
Le Pen recibe más votos en el medio rural que en las ciudades, sobre todo si tienen más de 100.000 habitantes. Aun así, en los pueblos Macron cuenta con un 57% de partidarios (43% Le Pen). Por edades, Le Pen no se acerca a Macron en ninguna franja. El liberal obtiene los mejores porcentajes entre los mayores de 60 años. Los jóvenes de 18 a 24 años votan a Macron en porcentajes similares al resultado final (66%-34%). El mejor resultado de Le Pen (43%) se da entre los que tienen entre 35 y 49 años. Por estudios, Le Pen tiene el mejor dato entre los que no tienen educación secundaria (un 45%).
Políticamente, la encuesta confirma algo previsible, aunque algunos se empeñaron en ignorarlo. En la segunda vuelta y procedente de los partidarios de los otros cuatro candidatos principales, Le Pen iba a recibir el mayor apoyo de los antiguos votantes de Fillon. Entre los votantes de Mélenchon, un porcentaje muy alto, pero no mayoritario, el 41%, estaba por la abstención o el voto en blanco o nulo. Un caso aparte es el de los votantes de Dupont-Aignan, un disidente de Los Republicanos, a quien Le Pen prometió hacer primer ministro si ganaba las elecciones.
Ideológicamente, no hay grandes sorpresas. Le Pen tiene sus mayores apoyos en la derecha y supera ahí a Macron por 52%-48%. En la izquierda, el voto a Macron supera el 90% (una cifra de la que también están cerca los votantes de centro), pero cae mucho (77%) entre los que se sitúan en el extremo que ofrece la encuesta por la izquierda, donde también hay más abstencionistas. Curiosamente, hay una categoría para los que no se definen ni de izquierdas ni de derechas. Esa es una etiqueta a la que aspiraba Macron. Pues bien, ahí gana Le Pen aunque por escasa distancia (52%-48%).
La encuesta resulta incompleta al no haber una pregunta sobre las actitudes de los votantes hacia la inmigración, un factor muy relevante entre los partidarios de Le Pen. Hay que recordar que la candidata del FN no ha hecho tanto hincapié en la segunda vuelta en este tema como lo hizo en campañas anteriores.
En definitiva, Le Pen obtiene resultados claramente mejores que los finalmente conseguidos en toda Francia entre obreros, personas con ingresos bajos y que tienen muchos problemas para llegar a fin de mes, y aquellos que temen que las nuevas generaciones vivirán peor que ellos. Si Macron quiere de verdad reducir el número de votantes del Frente Nacional, y entre otras cosas asegurar su propia reelección en 2022, debe saber que la clave no estará en su mensaje político y en lo que en Francia se llama «valores republicanos», sino en su política económica.
Cuantas más personas se sientan abandonadas por el sistema económico y tengan menos expectativas de futuro, más fácil es que voten a Le Pen y a su partido.
El sondeo de Ipsos se hizo con 4.838 entrevistados entre los días 4 y 6 de mayo.
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23.30
En el FT, tienen varios gráficos con los que interpretan el veredicto de las elecciones francesas. Dan la máxima importancia a la educación como factor que explica el voto a cada candidato: «Cuanto más alto es el número de personas con una licenciatura universitaria, mayor es el voto para el candidato» (se refiere aquí a Macron).
Pero después admite los peligros de la falacia ecológica. No se puede atribuir a todos los votantes de una zona las características más extendidas allí. Compara esos datos con otras elecciones para resaltar la importancia del factor educativo. En estos casos, hay que tener mucho cuidado con equiparar votantes con estudios universitarios con votantes ‘inteligentes’. Pero sí sirve para incidir en las preferencias de los votantes con más ingresos, porque cuanto más dinero tiene tu familia, más fácil es que continúes los estudios, tengas la oportunidad de continuarlos en la universidad y, sobre todo, puedas pagártelos.
Sobre ingresos, dice que es más probable que los votantes con más ingresos votaran a Macron. Intervienen ahí otros factores. Por ejemplo, el análisis apunta que las personas con ingresos más altos tienden a vivir en zonas urbanas (donde Macron obtuvo mejores resultados que en toda la nación).
Otro factor relevante es el porcentaje de miembros de clase trabajadora (entendida aquí como gente que trabaja sólo en el sector industrial) o empleados de baja cualificación en el sector servicios en cada circunscripción. Macron recibió más votos en las zonas en que esas personas suponían un porcentaje más bajo que el total. El análisis recuerda que en ese sector hay más inmigrantes que no suelen votar o votar por debajo de la media nacional.
Al considerar el desempleo, el análisis del FT indica que fue un indicador más claro de voto a favor de Mélenchon en la primera vuelta que lo ha sido de Le Pen en la segunda. Y una cosa más: estar en desempleo pudo ser un factor que benefició a Le Pen en varias zonas del país, pero no así en las ciudades. En ciudades como París, Lyon y Marsella –en menor medida en el último caso–, esos votantes fueron a Mélenchon, pero no a Le Pen en segunda ronda.
En cuanto a pesimismo sobre el futuro, no parece haber dudas. Los más pesimistas, los que creen que los jóvenes lo tendrán peor, tendían a votar a Le Pen.
A Macron le fue mejor en las zonas con una expectativa de vida más alta. En las otras, ese factor está relacionada con el pesimismo y la falta de recursos.
Ideológicamente, el análisis revela, en la línea del de Ipsos, que cuanto más izquierdista fuera el votante, más fácil era que votara a Macron. Con una excepción: los que se sitúan en el punto más extremo a la izquierda en la escala ideológica, en los que el apoyo a Macron era menor. Pero aun así, estos últimos votaban a Macron en cerca de un 80%.
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Corrección: en la primera versión traduje «cadres» como directivos, pero incluye también profesiones liberales, puestos directivos de la Administración, ingenieros y otras profesiones con licenciatura, profesores y profesionales de la comunicación y de las artes.