A veces, los titulares pueden ser ciertos, pero no cuentan toda la realidad. Este jueves, hemos sabido que EEUU ha utilizado en Afganistán la mayor bomba no nuclear empleada nunca en un conflicto bélico. No es la mayor del arsenal norteamericano, sino la segunda, pero aun así supone una escalada en un guerra que dura ya más de 15 años. El objetivo era una zona de túneles en la provincia de Nangarhar, en la zona este de Afganistán, controlados por fuerzas de ISIS.
El nombre completo de la bomba es GBU-43/B Massive Ordnance Air Blast. Las iniciales de las últimas palabras (MOAB) coinciden con las de ‘mother of all bombs’ (madre de todas las bombas), que es como aparece en muchos artículos. Es una coincidencia afortunada para el lenguaje que se emplea al describir todo tipo de armamento. La descripción del poder destructivo de las bombas suele ser de utilidad cuando se pretende meter miedo al enemigo.
Las dimensiones de la GBU-43/B están a la altura de su poder. Mide 9,1 metros y su peso total es de 10,3 toneladas. Su potencia explosiva equivale a 11 toneladas de TNT. Comenzó a fabricarse en 2003. Todo su programa de diseño, desarrollo y pruebas costó 314 millones de dólares, pero el precio de cada bomba es de unos 16 millones. Por su tamaño y peso, sólo puede lanzarse desde un avión de carga a través de su rampa trasera. En este vídeo se pueden ver imágenes de una de las pruebas.
La zona sobre la que se lanzó la bomba ha recibido varios ataques aéreos en los últimos días con la presumible intención de acabar con los miembros del ISIS atrincherados allí y de hacerlo con el menor número de bajas para las fuerzas norteamericanas y afganas. La primera duda es saber si ha conseguido su objetivo y la segunda, si la decisión partió de la Casa Blanca o del mando militar estadounidense en Afganistán.
Lo primero es aún imposible de conocer. Sobre lo segundo, la versión inicial que ha dado la Casa Blanca es que fue una decisión tomada por los militares. Donald Trump ha ordenado que sea el mando militar el que adopte ese tipo de decisiones sin necesidad de pedir el visto bueno de la Casa Blanca, como ocurría en el caso de numerosas operaciones militares en la Administración de Obama. Pero sólo por el precio de cada bomba, hay que suponer que al menos el Pentágono informó previamente a la Casa Blanca.
Of 12,000 bombs US dropped on Afghanistan in past 5 yrs, MOAB the first to be honored with its own press release (posted w/in hours).
— Micah Zenko (@MicahZenko) 13 de abril de 2017
Una cosa es utilizar ese armamento y otra distinta, comunicarlo a las pocas horas. La Casa Blanca y el Pentágono decidieron hacer pública la noticia muy pronto, y a estas alturas sólo se puede especular sobre sus intenciones políticas, pocos días después del ataque a una base militar siria y cuando se cree que Corea del Norte podría llevar a cabo una nueva prueba nuclear y Trump ha anunciado medidas para impedirlo.
En este punto, la diferencia entre una actuación militar y la propaganda que arrastra tiende a diluirse, aunque es indudable que los avances tecnológicos en armamento cuentan con un evidente poder disuasorio.
Pocas horas después del lanzamiento de la bomba, NBC News informó que EEUU «está preparada para lanzar un ataque preventivo con armas convencionales contra Corea del Norte si la Administración está convencida de que Corea del Norte está a punto de realizar una prueba nuclear». Según esa información, dos destructores norteamericanos armados con misiles Tomahawk están situados en la zona, uno de ellos a 300 millas del lugar en el que podría llevarse a cabo la prueba.
EEUU nunca ha estado cerca de lanzar un ataque sobre Corea del Norte, aunque es cierto que en la Administración de Obama se llegó a contemplar esa posibilidad, que fue descartada por las consecuencias impredecibles que tendría, además de por las escasas o casi inexistentes posibilidades de acabar con el programa nuclear norcoreano. Resulta poco creíble pensar que el régimen norcoreano vaya a echarse atrás.
Volviendo a Afganistán, hay que recordar que la presencia del ISIS en Afganistán (donde se autodenomina ISIS-Khorasan) no es el mayor de los problemas de los militares norteamericanos en ese país. De hecho, la irrupción del grupo yihadista tan lejos de Oriente Medio supuso de entrada en 2015 una mala noticia para los talibanes que se vieron expulsados de zonas que antes controlaban.
Pero las últimas estimaciones hechas por la OTAN y el Pentágono indican que ISIS sólo cuenta en estos momentos con unos 800 combatientes, una cifra reducida comparada con las decenas de miles de insurgentes talibanes. En otras palabras, el destino de Afganistán no depende ahora de lo que pueda hacer ISIS.
Cualquier comparación con la bomba de Hiroshima, como ha aparecido en algún medio, no tiene ningún sentido. La GBU-43/B puede ser la segunda mayor bomba no nuclear, pero eso le deja muy lejos de esa referencia. La bomba de Hiroshima equivalía a 15 kilotones de TNT.
US never dropped the MOAB in Iraq due to collateral damage concerns. I was on the targeting team that considered it @barbarastarrcnn https://t.co/ypq6uyVSbg
— marcgarlasco (@marcgarlasco) 13 de abril de 2017
La GBU-43/B no se había empleado hasta ahora por su gran poder de provocar los llamados «daños colaterales», es decir, su capacidad para producir un alto número de víctimas civiles en su radio de acción, que supera una milla por ambos lados del punto central de la explosión. Esa es la principal razón por la que nunca se usó en Irak.
La zona elegida en Afganistán está muy poco poblada, lo que no quiere decir que no haya pueblos en las cercanías. Un periodista afgano ya ha contado que en un pueblo situado a cuatro kilómetros la onda expansiva rompió los cristales de varias casas y causó otros daños.
A efectos de comparar esa bomba y sus efectos destructivos, incluida su potencia equivalente a 11 toneladas de TNT, podemos remontarnos a diciembre de 1972, cuando EEUU lanzó una serie de bombardeos contra Vietnam del Norte, en especial su capital, Hanoi. Los B-52 realizaron 741 salidas y en 729 lanzaron toda su carga. En total, los B-52 utilizaron 15.000 toneladas de explosivos y otros aviones lanzaron otras 5.000. El número de vietnamitas muertos superó el millar.
La destrucción masiva de Hanoi se prolongó desde el 18 al 29 de diciembre con la excepción de un día. No hubo bombardeos el día de Navidad.
Las negociaciones de paz de París se reanudaron el 8 de enero y finalizaron a finales de mes en lo que fue un paso decisivo para poner fin a la intervención militar de EEUU en Vietnam. El texto acordado no fue muy diferente al que se estaba negociando justo antes de esta campaña de bombardeos.
No parece que una sola bomba por grande que sea pueda servir para ganar una guerra ni puede provocar tantos muertos como una campaña de bombardeos que dure semanas.
—
12.45
El Ministerio afgano de Defensa ha informado el viernes que el bombardeó mató a 37 miembros del ISIS y que no se produjeron víctimas civiles. El dato tiene que proceder del reconocimiento aéreo de la zona o de interceptar comunicaciones por radio de los combatientes del ISIS, ya que las tropas afganas que llevan a cabo el ataque aún no han tomado las posiciones defendidas por los yihadistas. Los combates continúan, así como los ataques aéreos con aviones norteamericanos.
«No hay duda de que ISIS es brutal y que han cometido atrocidades contra nuestro pueblo. Pero no sé por qué lanzaron la bomba», dijo a The Guardian el alcalde de la cercana localidad de Achin. «Aterrorizó a nuestra gente. Mis parientes pensaban que había llegado el fin del mundo».