El funeral por el policía Rafael Ramos en Nueva York dio lugar el sábado a una imagen insólita. Centenares de policías dieron la espalda al alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, cuando este apareció en las pantallas durante el homenaje al agente asesinado.
Ramos y su compañero fueron tiroteados cuando estaban en su coche en Brooklin por un hombre que luego se suicidó y que había dicho que vengaría las muertes de Eric Garner y Michael Brown.
Uno de los principales sindicatos policiales ha lanzado una declaración de guerra contra Di Blasio, que ganó las elecciones por amplia diferencia con la promesa de poner fin a las identificaciones indiscriminadas por la policía, que casi siempre se centran en los jóvenes negros e hispanos. Además, el alcalde había dicho que en su momento tuvo una conversación con su hijo, de raza negra, sobre cómo debía comportarse ante la policía, es decir, el cuidado que debía tener con ellos.