Amos Harel dice en Haaretz que ni el Gobierno israelí ni Hamás tienen interés en prolongar los enfrentamientos de los últimos tres días. 17 palestinos han muerto en ataques aéreos israelíes desde que el primer ataque eliminó a Zuhair al Qesi, jefe de los Comités Populares de Resistencia (CPR), supuestamente porque estaba preparando un atentado de grandes dimensiones en Israel. Las milicias del CPR agrupan a gente de diversos grupos, incluido Hamás, que escapan al control directo del Gobierno de Gaza.
Las milicias palestinas han respondido con el lanzamiento de decenas de cohetes que, según la prensa israelí han causado ocho heridos, uno de ellos grave. La mayoría de los que se dirigían al corazón de centros urbanos ha sido interceptada por el sistema de defensa antiaérea Iron Dome. Este éxito, siempre relativo porque en primer lugar depende del número de cohetes lanzados, será útil para el Gobierno de Netanyahu para convencer a la opinión pública de la capacidad tecnológica del Ejército de frenar la peor parte de una posible represalia de Hizbolá y Hamás tras un ataque a Irán.
Hace unos días, varios dirigentes de Hamás afirmaron que no tienen la intención de intervenir en esa hipotética respuesta de Irán. No reciben órdenes directas de Teherán, como demostraron cuando sus dirigentes abandonaron Damasco y mostraron su respaldo a la oposición siria, y la ayuda directa que reciben de Irán se ha reducido en los últimos dos años.
Con la excepción de incidentes aislados, Hamás ha impuesto en Gaza el fin de los ataques con cohetes sobre Israel. La capacidad de causar daños al enemigo es mínima y la respuesta suele ser abrumadora. Pero si uno de los dirigentes de los CPR es eliminado, el Gobierno de Haniya se ve obligado a levantar la vigilancia y permitir que se produzcan. Y al mismo tiempo se pone en contacto con los egipcios para que intenten mediar en la disputa.
Imágenes difundidas por las Fuerzas Armadas israelíes.
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Israel’s bogus case for bombing Gaza obscures political motives. Max Blumenthal.
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