El fotógrafo catalán Samuel Aranda, nacido en Santa Coloma de Gramanet, ha conseguido el primer premio de la edición de este año del World Press Photo. Un triunfo para el fotoperiodismo español, pero sobre todo para los ‘freelance’, los que pelean en cualquier punto del mundo por su cuenta para sacar la mejor imagen, la mejor historia, y venderla a aquellos medios que estén interesados en pagar por periodismo de calidad.
¿Cuántas veces le ha dicho no un medio español a Samuel? Las suficientes como para que comente que espera que «esos editores gráficos que antes no te cogían el teléfono, ahora cojan las llamadas».
Sus fotos de Yemen han aparecido en The New York Times, algunas en la portada. Creo que este fin de semana el dominical de La Vanguardia publica un reportaje suyo.
En la imagen, una mujer yemení vestida con el velo completo abraza a un familiar herido en la represión de las manifestaciones. A pesar de que no vemos ninguno de sus rasgos, no es difícil apreciar la emoción del momento. Cuenta Samuel Aranda:
«Ella no llora ni grita, sostiene al familiar entre sus brazos mientras espera a ser atendida. Refleja la fortaleza de la mujer. No es tan raro. Creo que la imagen que tenemos en los países de Occidente de la mujer del mundo árabe como una persona oprimida no es del todo cierta. En Yemen, en la plaza donde se sucedieron las grandes manifestaciones, las líderes de la revolución son mujeres. En la sociedad yemení, son ellas las que realmente llevan el peso».
Contar más con menos. Sin la carga dramática que arrastran tantas fotos que se centran en el dolor trazado en el rostro de una persona, pero con la misma fuerza.
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En La Vanguardia ya han subido su reportaje.
Preciosa la foto. Y el comentario del autor sobre las mujeres yemeníes también.
Hay algo que me choca en la foto. Nadie se enfundaría unos guantes de latex para coger a un familiar herido. Es más, nadie suele llevar unos guantes de latex a no ser que seas un profesional de la sanidad.
En Estados Unidos, Samuel estaría en la plantilla del New York Times. En Españistán, no consigue que nadie le dé trabajo. Este país es una mierda.