Thatcher unplugged

He publicado un largo artículo en eldiario.es con diez claves sobre la era de Margaret Thatcher. Los habituales de este blog lo reconocerán, con algunos cambios, porque lo saqué aquí poco después de la película ‘La Dama de Hierro». Al igual que entonces, se trataba de aportar información y desmentir de alguna manera algunos de los mitos que la derecha y la izquierda mantienen sobre la primera ministra británica entre 1979 y 1990. Y estaba escrito en función de lo que se contaba en la película, muy interesante pero bastante hagiográfica todo hay que decirlo, que protagonizó Meryl Streep.

Todo lo que escribo sobre su impacto en la política de su país es cierto. Es la dirigente más relevante del Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial. La que cambió el discurso político de tal forma que sus sucesores, conservadores o laboristas, no han podido ni querido despegarse de su legado. Gran Bretaña es lo que es ahora porque Thatcher gobernó esos años.

Lo que queda fuera de ese artículo es el impacto dramático que tuvieron sus ideas. El mito termina por emborronar esa parte, bien porque los partidarios se niegan a aceptar ese lado oscuro o porque los enemigos sostienen que la etapa anterior fue casi una Arcadia feliz.

La izquierda suele decir que Thatcher hundió en la miseria al país. Lo que olvidan es que el Reino Unido ya estaba hundido en la miseria antes de que Thatcher llegara al poder. Los años 70 fueron un desastre para los británicos, y la segunda mitad de la década fue aún peor. Hay un montón de anécdotas sobre esa época y algunas están sobredimensionadas. En el ‘invierno del descontento’, la imagen de ataúdes que se quedaban sin enterrar en los cementerios por las huelgas ocurrió –creó recordar que en Liverpool–, pero no fue generalizada y cuando los sindicatos se enteraron, procedieron rápidamente a solucionar el problema porque les daba una imagen patética.

Incluso así, nadie puede negar que el país vivía una profunda crisis política, económica y social. Los gobiernos de ambos bandos daban bandazos de un lado a otro sin tener claro cuál era la salida. El país, arruinado, tuvo que suplicar la ayuda del FMI y aceptar a cambio recortes de gasto público en el peor momento posible. Los sindicatos presentaron batalla con la intención de no ceder ni un centímetro, y acabaron cediendo años después no ya metros, sino kilómetros. La vida en las ciudades era sombría, en especial para los jóvenes fuera de Londres, que no veían ninguna salida.

Hay que leer algunas entrevistas a Mick Jagger o Keith Richards, y tantos otros músicos de la época, para comprobar cómo los jóvenes no dejaban escapar la oportunidad de intentar escapar de una sociedad tan empobrecida como clasista. Si nacías abajo, te quedabas abajo (bueno, eso tampoco ha cambiado tanto, es la sociedad con más desigualdad en Europa Occidental).

Si hay alguien realmente interesado en esa época, puede leer «When the Lights Went Out: Britain in the Seventies».

En la derecha, se construye una imagen mítica de Thatcher como la líder que nunca cambió. Se valora a los líderes conservadoras posteriores colocándoles frente a la Thatcher de sus años de más poder, no ante la Thatcher mucho más pragmática y cautelosa del comienzo de su gobierno. Ante ese espejo, todos salen borrosos.

Sobre todo, olvidan el impacto dramático que tuvo su saneamiento de la economía británica a principios de los ochenta. El odio que aún se siente en el norte y centro de Inglaterra y Escocia es resistente al paso del tiempo y, para el extranjero, casi insólito. No hay comparación posible con España. Nada que ver con lo que la gente de izquierda siente ahora por Fraga. Dentro de 25 años, pocos se acordarán de Aznar. Pero en Liverpool y Glasgow, la gente aún profiere los epítetos más espantosos en relación a Thatcher. «Bitch» es una palabra más habitual. Para los que prefieren no ensuciarse la boca, «that woman» puede servir.

Amplias zonas del país, la mayoría de base industrial, fueron abandonadas a su suerte. ‘Política industrial’ eran palabras impías para el credo thatcheriano. Todo eso que hacen alegremente los políticos conservadores españoles y franceses cuando una gran empresa sufre una crisis era considerado anatema.

Glasgow fue literalmente despreciada. Nunca una ciudad española ha sufrido la degradación que ha padecido Glasgow durante décadas: marginación, paro, criminalidad, drogas.

Thatcher puso fin al declive económico de Gran Bretaña, pero el precio que se pagó fue terrible. Y se sigue pagando.

En el plano político, todas esas anécdotas sobre Thatcher preguntando si alguien era «uno de los nuestros» son ciertas y reveladoras del personaje. Su sectarismo le hacía pensar que los que no seguían su guía eran gente que no merecía el apoyo no ya del Estado, sino del resto de la sociedad.

Una de las consecuencias del legado de Thatcher se puso de manifiesto a partir de 2008. Londres había sido la capital financiera del planeta hasta el siglo XX. La desregularización financiera que hemos conocido se aceleró en los años 90, ya con los laboristas en el poder, bebía en los principios thatcherianos por los que cuanto menos Estado hubiera en los sectores productivos, más riqueza se crearía en la sociedad. Blair y Brown adoptaron ese mantra con pasión en relación a la City (la continuación laborista de la era de Thatcher está bien contada en ‘Thatcher & Sons’, de Simon Jenkins) . Poco antes de llegar al poder, Gordon Brown comunicó a un selecto auditorio de la élite financiera que quería hacer con la economía del país lo que ellos habían hecho en la City. Con los resultados por todos conocidos.

Thatcher eligió ganadores. La mano invisible del mercado necesitaba una pequeña ayuda. Londres y el sur de Inglaterra recibieron la distinción. La potencia del sector servicios del sur fue un factor decisivo para propulsar la economía del país. Y hay un pequeño detalle –y no me refiero aquí a la guerra de las Malvinas– que no se suele destacar tanto para explicar esa prosperidad y las ventajas políticas que concedió a la primera ministra.

El petróleo del mar del Norte salvó a Thatcher, es decir, dio a la economía del país el empleo y los fondos que parecían imposibles de encontrar en el durísimo saneamiento de la primera mitad de la década de los 80.

Como dicen que decía Napoleón, es mejor tener generales con suerte.

–Un collage de todas las portadas del martes.
–BBC: estadísticas económicas de los años de Thatcher.
Una pancarta de esta noche contra Thatcher en Brixton, Londres.
–Las camisetas estaban listas desde hace bastante tiempo.
–Lo de ‘the witch is dead’ viene de ‘El mago de Oz’.
–Owen Jones, siempre inteligente, en 2012: por qué es absurdo bailar sobre la tumba de Thatcher.
Pop británico contra Thatcher. 13 canciones contra Thatcher. Y aquí 21.

Thatcher canta ‘My Way’ en Spitting Image. Vía @XoseMorais.

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23 respuestas a Thatcher unplugged

  1. David Peñasco Maldonado dijo:

    ‘El odio que aún se siente en el norte y centro de Inglaterra y Escocia es resistente al paso del tiempo y, para el extranjero, casi insólito. No hay comparación posible con España. ‘

    Noooooo, hombre… ¡Qué va! Lo de la Thatcher no fue una desindustrialización ordenada y respetuosa con los derechos de los trabajadores como la que hizo el PSOE en Asturias y el País Vasco, cuando Bruselas dijo que había que desmantelar los altos hornos y los astilleros porque eran un agujero sin fondo que se tragaba miles de millones en dinero público, y si no lo hacíamos no entrábamos en el Mercado Común. Aquello fue un modelo de eficiencia, ¡dónde va a parar! Aún hoy en día mencionar a un parado de Gijón o Sestao el nombre de Felipe González puede valerte que te tiren una botella o un ladrillo a la cabeza. Por listo. Eso si sales con vida del bar en el que has entrado a hacer la entrevista.

  2. Álvaro dijo:

    La forzada equidistancia ensombrece un poco el artículo. Dar de manera mecánica una de cal y una de arena descontextualiza el análisis

  3. Dubitador dijo:

    Sin entrar a rebatir lo que afirma el sr David Peñasco Maldonado, puesto que no sé que memoria queda en los lugares del desastre de la «reconversion» siderurgica y naval, creo que el caso de la Tacher no es comparable con el de Gonzalez.

    La Tacher procedio con arrogancia y recochineo, diria que con saña. Insultaba sin ambages a los sindicatos y a sus afiliados. Fue un puro y crudo enfrentamiento ideologico. Lo del famoso 47% de Romney (decia que el 47% de la poblacion era parasitaria de las subvenciones gubernamentales) es un claro eco tacheriano.

    La «reconversion» de Gonzalez se negoció mejor o peor con los sindicatos y se creó esa figura de la jubilacion anticipada. Aquí se hizo uso a fondo del Estado del Bienestar y lo que todavia queda de él es lo que quizás actualmente está frenando un estallido social.

    Encuentro del todo pertinente vincular el ahondamiento de la desafeccion de Escocia y Gales con los efectos de la revolucion tacheriana. Y lo mismo aquí cabria aplicar a la posible evolucion de los «irredentismos» vasco y catalan.

  4. Álvaro dijo:

    Vale, mi comentario se ha mandado antes de lo que esperaba, mi torpeza con el teclado ensombrece mis argumentos.

    Quería decir que, coincido en que no se puede negar la espantosa situación del Reino Unido en los 70. La cosa está en que se apoyó la salida de la crisis, cuál fue la apuesta y el sentido de las políticas públicas emprendidas y en si la referida salida, en definitiva se produjo, cosa que los acontecimientos de Tottenham de 2011, me hacen poner en duda.

    Ayer mismo, Krugman, decía que los resultados milagrosos de Thatcher llegaron a mitad de los 90, es decir en medio de la orgía desreguladora financiera, cuyas consecuencias, por otra parte estamos viendo ahora. Por lo tanto, existe una apuesta en torno a la recuperación a niveles macro, aunque su efecto sea devastador. Pero para un país socialmente dividido y devastado esa recuperación se queda casi en un eufemismo de parche.

  5. Fred dijo:

    En Glasgow la gente está festejando en las calles la muerte de Margaret Thatcher. Pues yo, en cuanto el hijoputa de Rajoy la palme, pienso brindar con champán, que lo sepáis.

  6. @florenthio dijo:

    Hay periodistas que tienen un don: saber qué día no debe escribir sobre un tema. Usted no tiene ese don.

  7. Joe McGinley dijo:

    Vaya basura de artículo. Te has equivocado de periódico – tenías que haberlo mandado a «El País». Ya está bien de minimizar el daño que causó la Thatcher tanto en GB como en el resto del mundo. Nada más hay que ver la reacción de los británicos para ver lo que pensamos de verdad de ella, sobre todo los que vivimos la época y sufrimos los efectos. En Belgravia, la zona de la alta burguesía en Londres, dejaban flores en su memoria, mientras que en Brixton, la zona de la clase obrera al sur de Londres, la gente celebraba y organizaba fiestas para mostrar su desprecio.
    Efectivamente hubo una crisis en GB en los años 70, como en todo el mundo. Igual que ahora había otra solución que la de hacer pagar a los trabajadores. La Thatcher, como buena guerrera de su clase, eligió destrozar los servicios públicos que tanto nos había costado construir, vender las casas de los ayuntamientos y privatizar toda la industria nacionalizada, no sin antes invertir billones de libras en ella para hacerla muy beneficiosa para sus amigos de la City. Esa es su herencia.

  8. Maya dijo:

    Lo mejor del artículo los comentarios. UK es hoy un erial de justicia social, un pozo de miserias acalladas por pequeñas limosnas y una sociedad dividida y sin futuro real: en cuanto comience a ponerse coto a los mercados, la City,- conocida como Guantánamo financiera-, caerá y con ella el país; quizá entonces los individuos británicos comiencen a mirar a su alrededor y se planteen construir una sociedad multicolor con derecho al trabajo bien remunerado para todos y una visión amplia de Europa.
    En resumen, están atrapados, como nosotros los españoles vamos estándolo, en el Neoliberalismo depredador y sólo ellos saldrán y sólo nosotros saldremos.

  9. rodolfo dijo:

    Meryl Street? 😉

  10. Ja, ja. Corregido, gracias.

  11. Pingback: Thatcher unplugged

  12. Joe McGinley dijo:

    Encima nos recomiendas leer a Simon Jenkins, antiguo Editor de The Times, propiedad del gran democrata Rupert Murdoch (!) uno de los periódicos que más se dedicaba a promocionar a la Thatcher y a hacer propaganda a favor de su gobierno. ¡Y ahora tenemos que aceptar su visión de la historia de la Thatcher!
    ¿Por qué no mandas el artículo a «La Razón», que tu estilo de periodismo está más acorde con su visión de la realidad?

  13. Esteban Galera Aragón dijo:

    No se pueden establecer equidistancias cuando se trata de un dirigente poítico cuya misión fue la de destruir lo público, los sindicatos, los derchos sociales, en definitiva la democracia social conquistada con «sangre, sudor y lágrimas» por las calses populares. Esa democracia ya no era, ni lo es desde entonces necesaria al sistema capitalista y Margaret Thacher no fue la «Dama de Hierro» sino la «Dama de Mantequilla» servil a los designios de los poderes financieros para desatar la ofensiva más cruel contra los pueblos que se ha conocido en la última época. La situación en la que hoy nis encontramos se la debemos a personajes como ella. Azote de los derechos, creadora de guerras para sus interés particular, enemiga de los derechos de la mujer, amiga de algunos de los dictadores más salvajes del momento, reaccionaria profunda cuyas convicciones pueden ser tildadas sin miedo a decir «boutades» como fascistas. Esto son algunas lindezas que se pueden decir de este siniestro personaje que salió de la nada para servir a los poderosos y que fue utilizada en una pura operación de marketing por el Partido Conservador inglés para popularizar su ofensiva contra los trabajadores. La lista y los argumentos para situar el el lugar que merece, que no es otro que el basurero de la historia, sería interminable. Mejor leer a otos autores de opinión como Vicens Navarro, entre otros, que este artículo tibio y poco informativo de la realidad «tacheriana».

  14. Tarik dijo:

    Este blog se parece cada vez más a la versión web de El País, (sólo falta que Boris Izaguirre firme algún artículo de opinión sobre política nacional y luego cuelgue una foto en Pinterest enseñando la chorra)… Mi consejo a Lucifer es que, cuando le dé la bienvenida al infierno a esa hija de puta, antes de estrecharle la mano se quite el Rólex, no sea que también se lo robe.

  15. Álvaro Zarzuela dijo:

    ¡¡¡ARDE, BRUJA!!! ¡¡¡¡¡¡ARDE!!!!!!

  16. Tenacitas dijo:

    La verdad es sí, este tío es más de el pais que del diario, y es subdirector, oigan 🙁

  17. Marcus dijo:

    No conocí la Inglaterra anterior a la Dama de hierro, debía ser la leche porque la que conocí luego nos daba siete vueltas. Si resulta que es el país con mayor desigualdad de Europa, debe ser sin contar con nosotros, o que lo nuestro ya no se llame así sino algo peor, ¿miseria? no llega a tanto pero lo conseguiremos, seguro.

  18. Atlas dijo:

    Joder. Mira que aborrezco a Thatcher, pero la bilis y la mala leche que leo en algunos comentarios aquí y en todas partes me dejan asombrado.

  19. Pues a mi me parece que el artículo es el necesario para un personaje que despierta tantos odios irracionales visos los comentarios (incluído el mío). Y no se pueden negar sus logros, que los tuvo, ni la influencia que ha tenido y seguirá teniendo Thatcher y sus políticas (que no su estilo, que murió con ella) en la vida política de las próximas décadas en UK.

    La pregunta clave. mas allá de odios, y racional, y qué hay que hacerse y, responder con datos y cifras, como ha hecho Íñigo, es a cuantos , quiénes y de qué manera beneficiaron sus políticas. Y a quienes, cuantos y cómo perjudicaron. Y el artículo, en mi opinión, las contesta a la perfección.

    Y también cuánto de sus políticas y de las de Reagan están en el germen de la peor crisis económica que ha sacudido el mundo occidental en los últimos 60 años.

  20. Quería decier en mi comment que su figura también despiesta mis odios irracionales. Otra cosa es que uno procure mantenerlos a raya en lo que se supone es una conversación civilizada.

  21. Una pregunta para Íñigo, formulada desde el desconocimiento , no desde la retórica ni la ironía, que conste ¿fue el petróleo o la privatización de un montón de empresas públicas rentables, incluida BP, la que salvo la economía? Es que recuerdo en aquellos tiempos haber leído algo acerca del tema y, sinceramente, han pasado 20 años desde que toqué el tema…

  22. jjj dijo:

    Yo creo que las personas y las situaciones somos poliédricas: tenemos muchas caras. La Thatcher también. Recuerdo un documental en el que se la veía entrando en el puerto de Gsdanks y todos los barquitos, barquichuelas y barcos rebosaban de ¿currelas?¿agentes de la cia?¿ciudadanos?¿sindicalistas de Lech Walesa? «Algo» bueno hicieron Thatcher, Reagan y JP II. y «algo» falló en la izquierda europea: no quisieron esperarnos.

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