Donald Trump ha dado por terminada la presencia militar norteamericana en el norte de Siria. Inevitablemente en un tuit. La portavoz de la Casa Blanca ha confirmado que los planes de retirada están en marcha. En tan solo 16 palabras, Trump dijo que «hemos derrotado a ISIS en Siria», la única razón que justifica en su opinión esa presencia de tropas norteamericanas, en torno a unos 2.000 soldados.
Un portavoz del Pentágono informó después a los periodistas que la campaña contra ISIS no ha terminado. Parece ser otra decisión que Trump ha tomado sin tener en cuenta a su secretario de Defensa. No es la primera.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, no es de los que contradice al presidente. Por eso, en unas horas ha comunicado que su personal se retirará en las próximas 24 horas, según Reuters. Los militares no pueden salir corriendo, pero esa fuente ya ha anunciado que esas fuerzas abandonarán la zona en un periodo de tiempo que va de 60 a 100 días.
Erdogan es el tipo de dirigente autoritario que Trump siempre elogia, pero las relaciones entre EEUU y Turquía se habían enfriado en los últimos tiempos. Ya no fueron muy buenas en el último año de la presidencia de Obama y no habían mejorado desde entonces. Pero una conversación telefónica el pasado viernes entre ambos presidentes parece haberlo solucionado todo.
Los turcos han conseguido lo que llevaban reclamando desde hace tiempo. Las tropas norteamericanas que apoyaban a la milicia kurda siria del YPG eran el último obstáculo que impedía a Turquía controlar el norte de Siria. En enero, el Ejército turco, con la ayuda de la milicia siria del FSA que se ha convertido en la práctica en una fuerza mercenaria a su servicio, ocupó la provincia siria de Afrin, pero no continuó su avance hacia el este con destino a la localidad de Manbji porque allí estaban los norteamericanos. El Pentágono reforzó esa presencia militar para dejar claro a los turcos que su ofensiva tenía un límite.
Los kurdos del YPG fueron la fuerza terrestre utilizada por Washington para acabar con el control del norte de Siria por ISIS. Los bombardeos masivos ejecutados por aviones norteamericanos y británicos no podían ser definitivos sin soldados o milicianos que lucharán contra los yihadistas en cada localidad arrebatada al ISIS. Han continuado haciéndolo hasta hace sólo unos días.
Es una historia que se ha repetido tantas veces que los kurdos de Irak o Siria la conocen muy bien. Ocurrió con Nixon y Kissinger en los 70, y veinte años después con George H.W. Bush. Se utiliza a los kurdos para satisfacer a algunos aliados o minar a los enemigos. Cuando ya no son necesarios, se olvidan de ellos.
No es extraño que haya informaciones que apuntan que los kurdos de Siria han entrado en negociaciones con el Gobierno de Asad. Es su única carta si no quieren ser arrollados por los turcos.
ISIS ha sido derrotada en varias ocasiones desde que comenzó una segunda vida sobre las cenizas de Al Qaeda en Irak. Ha perdido todo el territorio que la convirtió en una fuerza determinante en las guerras de Irak y Siria. No ha desaparecido por completo. El último informe militar del Pentágono calcula que cuenta con entre 20.000 y 30.000 combatientes en ambos países. En ocasiones, los militares han exagerado el número de fuerzas con que cuentan los yihadistas, y quizá sea el caso ahora, pero la cifra al menos indica que ISIS no ha desaparecido.
Aunque esa amenaza persista, la presencia continuada de tropas de EEUU en el norte de Siria no responde a una estrategia clara sobre cuánto tiempo pueden estar allí y cuál sería el momento en que podrían retirarse. En el caso de Afganistán, Trump ha tenido que ceder ante los generales, pero estaba esperando el momento para cortar de raíz con la intervención en Siria. Lo ha certificado con un vídeo, lo que indica que el Pentágono no tendrá la oportunidad de convencer a la Casa Blanca de que se eche atrás.
After historic victories against ISIS, it’s time to bring our great young people home! pic.twitter.com/xoNjFzQFTp
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 19 de diciembre de 2018
El acuerdo con Turquía incluye la venta de misiles Patriot por valor de 3.500 millones de dólares, el tipo de desenlace que gusta a Trump. Turquía rentabiliza su ofensiva contra Arabia Saudí por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de Estambul. El Gobierno sirio tiene la oportunidad de extender su dominio al norte del país si juega bien sus cartas. Trump puede declarar victoria y dar por finalizada la guerra contra ISIS, sea cierto o no.
Las guerras en Oriente Medio tienen la tendencia de acabar durante un tiempo para reanudarse cuando todo el mundo las ha olvidado.
Foto: soldados turcos en la provincia siria de Afrin.