La viñeta, aparecida en el Yediot, el diario israelí de mayor difusión, no es de las sutiles: «¿Sabes si hemos abierto una sucursal en Israel?». Todo procede del intento de linchamiento de tres jóvenes palestinos en uno de los lugares más transitados de Jerusalén. Centenares de personas fueron testigos de los hechos y no hicieron nada por impedirlos.
La víctima, de 17 años, que más golpes sufrió cuando ya estaba inconsciente en el suelo fue encontrada sin pulso. Los servicios de emergencia consiguieron salvarle la vida. Ya ha abandonado el hospital.
En días posteriores, la policía ha detenido a ocho sospechosos. Siete de ellos son menores, con edades comprendidas entre los 13 y 17 años.
And one of the teen-agers, a fifteen-year-old, brought to court Monday, said, “For all I care, let him die. He’s an Arab,” and “He cursed my mother. He can die,” and “If it was up to me, I’d have murdered him.” He said that not in the heat of the night, but three days after the attack, when, one would think, some adult might have impressed upon him—something. Where did this come from? What has Israel forgotten?
Por la razón que sea (los hechos evidentes, la decisión de la prensa israelí de denominarlo intento de linchamiento sin ambages, la edad de los agresores, la extensión de ideas racistas en el Jerusalén israelí o la posible repercusión política), el caso ha tenido allí una amplia repercusión. El presidente Peres, el primer ministro Netanyahu y otros ministros han condenado el ataque.
La versión de los agresores, que culparon a las víctimas porque supuestamente uno de los jóvenes árabes había intentado hablar o ligar con una chica judía, quita al incidente toda la carga política y lo deja expuesto de forma cruda como un ejemplo de racismo, y de ahí la viñeta con los encapuchados del Ku Klux Klan.
El presidente del Parlamento israelí lo llamó «un microcosmos de un problema que nacional que puede poner en peligro la democracia israelí». Los políticos corren siempre para desmarcarse de los actos de violencia aislados e imprevistos. Pocas veces asumen su responsabilidad cuando son la consecuencia de años o décadas de determinadas políticas que niegan sus derechos a colectivos determinados. Si los jóvenes sólo han escuchado que los árabes/palestinos son enemigos mortales que sólo buscan la destrucción de los judíos, ¿qué hay de extraño en que algunos crean que ha llegado el momento de pasar a la acción? ¿No es eso lo que han aprendido?
En especial, si están acostumbrados a ver imágenes como esta de hace unos días.
Un policía propina varias descargas eléctricas a un palestino con una pistola Taser. Delante de sus hijos y en un parque acuático. Es un incidente casi menor comparado con otros muchos. Pero cuando se trata de algo mucho más grave, las autoridades están dispuestas a aceptar todo tipo de excusas. Dos mujeres muertas en Gaza: una pena de 45 días de prisión. Lo malo de los jóvenes detenidos en Jerusalén por el linchamiento es que no pueden alegar estar inmersos en una guerra, aunque ellos lo crean. No tienen esa coartada.
Es lo normal en un estado racista desde sus principios fundacionales.
Es lo normal en un estado revanchista desde sus principios fundacionales. Pena que en lugar de meterse con los que les hicieron sufrir, se meten con aquellos a los que robaron sus tierras, con ayuda del cabrón del primito de zumosol.
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