Tengo que reconocer que escuche la expresión en un informativo de televisión y me dejó tan perplejo que pensé que tenía que haber algún error. Quizá que la nueva alcaldesa de Collado Villalba (Madrid) dijera que no era un «perro judío» se refería a alguna intervención anterior que no había escuchado. Es difícil pensar en qué contexto puede justificarse algo así, pero igual convenía no precipitarse.
No eran necesarias tantas dudas.
—¿Hay algo más que nos quieras decir para convencernos de que eres la persona indicada?—continuó Martínez Vidal.
—Más que deciros, es mostraros lo que soy. No te voy a decir que soy un perro judío, que no lo soy. Me remito a la gente que me conoce.
Mariola Vargas respondía a preguntas de militantes del PP y periodistas en una especie de sesión de calificación presentada por Esperanza Aguirre como la última idea genial para aumentar la transparencia en política. Sus intervenciones demostraban que no parece una persona muy inteligente o, como mínimo, sin mucha facilidad de palabra.
El viernes ha pedido disculpas porque sí, dijo lo que había creído escuchar yo. Había utilizado una expresión racista sin venir a cuento, casi de pasada, como lo más normal del mundo. Imaginemos que hubiera dicho ‘negro de mierda’ o ‘puto moro’. Suena exactamente igual. De mal, claro. Y esta es la persona que el PP cree apropiada para sustituir en el Ayuntamiento de una localidad de 60.000 habitantes a un alcalde que ha sido detenido por corrupción.
Pero no se vayan todavía, aún hay más. ¿Ha dicho algo más que pedir disculpas? Desde luego. «Utilicé una expresión coloquial, muy madrileña, pero muy desafortunada». ¿Muy madrileña? ¿Los madrileños son conocidos por sus expresiones coloquiales racistas?
Felicidades a Esperanza Aguirre por el éxito de otra de sus iniciativas en favor de la «regeneración». Ya ha conseguido algo que sería inaudito en cualquier otro país europeo. Promover a una persona que antes de asumir el cargo ya deja claro que no puede representar a los ciudadanos desde una institución.
Supongo que nos dirán que esto es un paso adelante en el intento de aumentar la credibilidad de los políticos. Vargas emplea insultos racistas, pero no va a robar. Es todo un alivio.