Un chico palestino de 14 años, Mohamed Tamimi, se encuentra en coma inducido desde el viernes tras recibir un disparo con una bala de caucho disparada por soldados israelíes. La bala entró por debajo de la nariz, le rompió la mandíbula y quedó alojada en su cráneo. Ocurrió en la manifestación de Nabi Shaleh, en Cisjordania, a 20 kilómetros al norte de Ramala.
El clan familiar de los Tamimi ha protagonizado numerosos enfrentamientos con las tropas israelíes desde 2009 cuando los colonos judíos de la zona se apoderaron de un pozo de agua cercano propiedad de los palestinos. Mohamed no es el primer miembro de esa familia extendida que es disparado.
Otros dos miembros de la familia aparecen en un vídeo muy difundido estos días, incluida en la televisión israelí. Ahed Tamimi (de 17 años, según la agencia palestina Ma’am; algunos medios dicen que tiene 16) y su prima Nour, de 21, se dirigen a una pareja de soldados que está en la entrada de la casa de la primera. Ambas están emparentadas con Mohamed Tamimi.
Say what you will about Israel’s army, the IDF – I don’t think there’s another military, anywhere in the world, whose soldiers and officers would respond to being slapped, shoved, kicked, punched, and screamed at with such quiet restraint. pic.twitter.com/PVQHueD94o
— Avi Mayer (@AviMayer) 18 de diciembre de 2017
Ahed y Nour sueltan algunas patadas y en el caso de la primera un golpe en la cara. Los soldados se contienen y no responden, quizá porque sepan que están siendo grabados.
El padre de Ahed relacionó el incidente con lo ocurrido unos días antes con Mohamed.
Ahed Tamimi ha aparecido en otros vídeos en protestas contra los israelíes. Los adultos de la familia han explicado en más de una ocasión que no creen que deban esconder a los menores, sino que estos deben entender que la lucha contra la ocupación es un elemento esencial de sus vidas. No podrán protegerles de esa realidad durante mucho tiempo.
La chica salía también en otro vídeo muy conocido cuando, junto a mujeres y menores, intentó evitar que un soldado detuviera a otro niño de la familia Tamimi. El niño, con el brazo escaloyado, tenía en ese momento 12 años.
Sobre esas imágenes, muchos políticos israelíes presentaron a ese soldado como la víctima. Han hecho algo parecido en esta ocasión con el nuevo vídeo, al elogiar a los dos soldados por su autocontrol. Con una excepción. El ministro de Educación, Naftali Bennett, líder del partido ultranacionalista La Casa Judía, que es cuarta fuerza política en el Parlamento, exigió un castigo duro para ellas: «Su lugar es la cárcel y espero que sean detenidas. Deberían pasar sus vidas en prisión».
El exdiputado Yinon Magal escribió en Twitter que «echó en falta a Azaria», el sargento condenado a una pena de 18 meses por el asesinato a sangre fría de un palestino que estaba herido y sin conocimiento en el suelo. Como mínimo, esperaba que los soldados hubieran empleado la culata de sus fusiles.
Las imágenes se emitieron en un canal israelí el domingo. El lunes por la noche, Ahed Tamimi fue detenida. Al día siguiente, también de madrugada, Nour Tamimi. La madre de Ahed fue arrestada el martes cuando acudió a una comisaría para interesarse por su hija.
Ahed compareció ante un tribunal militar el miércoles. El juez prorrogó su detención durante seis días más. El juez justificó su decisión con el argumento de que podía obstruir las investigaciones, aunque admitió que no representaba ningún peligro.
Mientras esperaba fuera de la sala, el padre de Ahed recibió una citación para ser interrogado, según la abogada de la joven.
¿Cómo categorizar penalmente los golpes, no muy duros, de una adolescente? ¿Qué es lo que está en juego? No la integridad física de esos dos soldados, quizá su reputación o la del Ejército israelí. Por más que hubo elogios a su contención, también surgieron otros comentarios que exigieron mano dura.
Uno de ellos del filósofo Asa Kasher, precisamente el autor del ‘Código ético de las IDF’ (siglas en inglés de las FFAA israelíes): «Lo que vimos no fue aparentemente la mejor forma profesional de solucionar el problema. Cuando la gente interfiere con las actividades de las tropas, hay que parar esa conducta. No puede ser ignorada». Kasher reclama que a los pocos minutos deberían haber aparecido tropas femeninas para detener a la adolescente y su prima.
La ocupación no se sostiene sólo con la fuerza de las armas. Al día siguiente de la detención de Ahed, el ministro de Defensa en persona la celebró en Twitter, como si fuera una peligrosa terrorista o como si el honor del Estado de Israel hubiera sido mancillado por una adolescente de 17 años. El miedo a sufrir un daño terrible –la muerte o la mutilación– por el más mínimo desafío es una amenaza siempre presente entre aquellos que se oponen a la colonización de Palestina.
Pero además el Ejército necesita ser visto por la opinión pública de su país como la fuerza indispensable, preparada para devolver cada golpe con otro golpe aún mayor, para infundir miedo al enemigo y para hacerle entender que cualquier resistencia es fútil.
Cuando una chica de 17 años demuestra que esas tres premisas no siempre se cumplen, la maquinaria de la disuasión queda muy debilitada. Por eso, se ordenó su detención varios días después de ese incidente menor y sólo porque las imágenes habían aparecido en televisión.
Foto superior: Ahed Tamimi en su comparecencia ante un tribunal militar. Foto: Tali Shapiro.