Una mujer sufrió un cacheo completo en el aeropuerto israelí de Ben Gurion. Quedó casi desnuda mientras la agente de seguridad le tocaba brazos, piernas y cadera, según Amira Hass en Haaretz. También le pasó los dedos por dentro del sujetador y el pelo. «Perdone por las molestias», le dijo. La conversación continuó así:
–No lo llame así, es una humillación.
–Siento que lo vea así.
–No es como lo vea yo. Es lo que está haciendo. Están humillando a la gente.
–Bueno, ahora ya sabe cómo nos trataban en Alemania.
–¿En serio? ¿Y entonces eso en qué le convierte a usted?
—
Otro caso: «The bra is a security threat».
Qué miedo. Parece sacado de alguna exacerbada novela distópica.
Yo tuve una conversación parecida en Ben Gurión en 1988, la diferencia fue que mi inglés era bastante pobre y los nombres de las personas con las que había trabajado eran mayoritariamente árabes. Pero al final sirve como otra anécdota más para contarles a lo nietos!! (cuando los tenga)
Cuando llegué a Madrid me hicieron pasar a un cuarto garnde donde no había nadie, me dejaron solo y me dijeron que esperara. Mientras esperaba desarmé el bolso, me quité la ropa y 45 minutos más tarde llega un Guardia Civil, me ve en gayumbos, la maleta abierta y me dice:anda, vístete y márchate.
Si es que no son tan malos 🙂
Es que están rebotados con el éxito de la «quenelle «, del humorista Dieudonné
yo también tengo mi conversación, 2004, en la frontera terrestre de Rafah entre Egipto y Gaza. Estaba yendo unos meses a Haifa, a través de un programa de voluntariado europeo, para unirme a una organización israelí que trabajaba con mujeres árabes y judías.
Después de la inspección detallada de mi equipaje y de mi persona, un militar de relucientes botas que comía una piruleta mientras me miraba despectivamente me dijo:
– Nosotros decidimos quién entra y quién no, estamos hartos de europeos que vienen a manifestarse junto a esos perros palestinos.
Después se llevó mi pasaporte y me lo devolvió una hora después con un sello de entrada denegada.
Durante todo aquel tiempo, veinteañeras israelíes que combinaban con mucho estilo las botas militares y los vaqueros llamaban a cuentagotas a los palestinos que esperaban para volver a sus casas en Gaza desde territorio egipcio. Pronunciaban los nombres de cada uno de aquellos abuelos, padres, mujeres, hijas con burocrático desprecio.
Cuánto aprendí sobre el odio en aquella hora de espera.
No me lo creo.
Sobran las palabras.
Yo sí me lo creo.
Yo también me lo creo. Y lo peor es que ni siquiera me extraña.
Pingback: Una conversación en el aeropuerto Ben Gurion
Me lo creo, claro qué si…
Eso y más. Lo dice uno al que en el aeropuerto de Tel Aviv le quitaron una escayola con el tobillo recién roto y no se la volvieron a poner (tras 2 horas de interrogatorio absurdo en inglés y español).
Eso fue este verano.
Esto me da a entender que los israelies estan en una continua venganza..no ya solo contra Palestinos, sino con todo el mundo.
A mi me hicieron desnudar por completo, era el año 1982 , en una frontera Franco-Suiza, y todo por ir en plan «Hippy» en un dos caballos. Los Suizos, si te pillan un maletín lleno de billetes te ponen la alfombra roja, a nosotros nos hicieron dar la vuelta, unos NAZIS.
Solo hay que ponerse en la frontera para comprobarlo. Están paranoicos, fruto de sus propias acciones y propaganda. Son tremendamente peligrosos para el ser humano.
Nada nuevo. A mí, en los 80, me sometieron a un triple interrogatorio -más de una hora repitiendo las mismas preguntas-, tratando de encontrarme alguna contradicción. Probablemente les llamó la atención que yo fuera bibliotecario y funcionario de Naciones Unidas y, peor aún, que llevara un pasaporte azul. Nunca más volví a Israel y nunca más volveré a la tierra prometida. Con su pan se la coman.
A mí, eso me pasó hace dos veranos en Barajas. Volaba con la aerolínea El-Al.
Despues de las repetidas preguntas absurdas y antes de embarcar, me bajaron a un sotano en la T4, me quitaron hasta el reloj.
Nada como leer ‘El judío errado’, de Alberto Pradilla, para conocer la realidad de Israel y Palestina. Lo del aeropuerto de Ben Gurion es una «chiquillada» al lado de todo lo que se cuenta en este libro.
Y lo triste es que hay personas bienpensantes que pasan por estas humillaciones y las justifican con el argumento de que los pobres judíos tienen que defenderse porque todo el mundo les ataca y bla bla bla.
yo lo he vivido. Vuelo hacia Madrid. Muy cerca mostrador de Iberia, fueron testigos y muy amables al ver lo que estaba sucediendo esperaron para cerrar el vuelo.
Los «agentes de seguridad» israelis -en perfecto castellano- me interrogaron. Me acredite como periodista. Me revisaron todo, con desprecio, me vaciaron la maleta, tiraron la ropa sucia que llevaba en una bolsita al suelo. Me revisaron hasta la pasta de dientes,… me indigné y les advertí que estaban tratando de humillar. Se presento un tipo de mas de dos metros de alto, un gorila intimidatorio, … Las jovencitas hicieron su «trabajo» con mucho desprecio. Colocaron todo de nuevo en mi maleta, desordenadamente. No sin antes preguntarme una y otra vez a que fui a Israel. Lo que tengo seguro es que tratare de no volver nunca a este lugar.
¿Y entonces eso en qué le convierte a usted?
Pues todos lo sabemos.
Son lo mismo que habia en la Alemania y Europa del 35. FASCISTAS. ACUMULADORES. CERCADORES.
Lo del Holocausto es una patraña. Murio mas gente en siglo pasados, la diferencia es que no se computabilizaban.
Yo el consejo ante semenjantes fascistas es NO IR a su pais. Esta decision la tome personalmente hace mucho tiempo.
Pais que no cumple con un minimo de respeto, no voy, que les den. Asi de simple.
A mí me pasó algo parecido en el aeropuerto de Barajas viajando a Israel a visitar a mis tíos y primos que viven allí. Lo cierto es que no culpo al chico de seguridad que me hizo el interrogatorio, aunque que me revisaran la maleta y me hicieran preguntas me trataron con respeto. Me llevaron abajo (ahí sí flipé un poco) y me metieron en una salita de espera. Me revisaron las zapatillas y me pasaron el detector de metales, me ofrecieron café y me senté a esperar. En verdad por mis pintas de miembro de Al-Qaeda siempre me paran en los aeropuertos pero bueno. Total, que luego me pasaron al avión sin hacer cola. A la vuelta no tuve problemas porque me acompañó mi primo que es sargento en la Fuerza Aérea Israelí y no hizo falta que me revisaran nada. En verdad entiendo su paranoia, la vida allí es difícil (por culpa suya o no, eso merece otra discusión más amplia). Lo que no entiendo es que a veces se pasen faltando el respeto como en los casos que aquí se cuentan.
En 1980 en la frontera de Suiza con Francia nos hicieron desmontar todo lo que llevábamos en un Renaul 4 («cuatro latas», lo llamábamos), fundamentalmente comida y bebida para pasar dos meses de vacaciones baratas por el norte de Europa.
Cuando vieron un jamón empezado, unas sartas de chorizo y algo de panceta nos pararon, nos metieron en un cuarto a los cuatro que íbamos, y nos dijeron que «segun la ley de protocies(?) del año mil ochocientos no sé cuántos no podíamos pasar mas que 2 kilo de cerdo», que estábamos multados por no declararlo y que si queríamos pasar debíamos dejarlo todo en el puesto.
Nos dimos la vuelta, les mandamos a la mierda, y cuando nos comimos medio jamón, al cabo de una semana, volvimos a pasar la frontera de Alemania.
(No he ido nunc a Suiza ni pienso hacerlo)
En el año 1984, en la frontera de Israel con Egipto en el Sinaí soporté un durísimo interogatorio de una rubia espampanante -me preguntaba que si llevaba armas, que si tenía alguna carta , que si tenía amigos en…, que si llevaba medicinas, que si…- que me acojonó soberanamente durante una hora.
Cuando se cansó -a la llegada de un soldadito jovencito que le gustaba- se puso a jugar con el, a darse arrumacas… y me dejó pasar. ¡Guerra sicológica a tope!
Mmmmm… tengo una duda. Si el diablo tuviese pasaporte no sabría decir si sería éste suízo o israelí.
Y cuidado que por escribir este tipo de cosas estamos siendo vigilados. Lo sé por experiencia. Una vez me llamó a casa un tal Jacob de no sé qué federación de comunidades judías en España pidiéndome explicaciones por haber mencionado en un post algo sobre el revisionismo histórico. Miedo…, tengo miedo…
Eso no es nada, cualquiera que esté buscando empleo en España en este momento sufrirá las peores humillaciones en las entrevistas. Si además eres mujer en edad fértil prepárate para un bombardeo de preguntas sobre tus intenciones de ser madre, miraditas al los pechos y otras impertinencias. He llegado a estar cuatro horas sentada en una triste sala de reuniones esperando al director de legal que se había ido a comer para verme… no es lo mismo, pero es igual. Humillaciones por los que se creen mejor que tú.
Yo he ido varias veces a Palestina (para mí es Palestina; lo siento, Israel es un invento que ocupa una tierra que ya existía sonde vivían ciudadanos y ciudadanas a quienes han desposeído de sus casas, sus tierras, sus pueblos sus vidas, su historia, sus bienes sus sueños y lo peor, su futuro) y todas; absolutamente todas las veces los viajes eran una tortura china.
Humillan, y delinquen con total impunidad. Sí, delinquen porque ver mis fotos es delinquir, porque ver mi equipaje sin estar yo delante es delinquir y así podría sumar y seguir, pero aún hoy recordarlo me produce angustia.
Si esto hacen con nosotrxs en un aeropuerto, que no harán con en otros sitios?
En la frontera suiza nada más ver mi pasaporte me hicieron bajar del autobús, sacar el boslo y vaciarlo. Desmontaron las 2 filas de asientos que había a mi alrededor (sacar parte del tapizado) y cuando vieron que no había nada nos dejaron seguir. De vuelta en España a la llegada del tren a Portbou, cuando los Nacionales vieron el pasaporte ambos sacaron medio cuerpo por la ventilla y a los gritos ¡tú ven por aquí!
En el fondo todo eso lo entiendo, pero lo que dice Judit la verdad para mí es peor.
En los 90, con Schengen en pleno funcionamiento, nos pararon unos gendarmes en Francia, un km antes de la frontera de Hendaya (que ya no tenía control alguno), y nos desmontaron el coche. Incluso rompieron alguna cosilla. Claro, controles de frontera no había… Estaban un km antes. Nos tuvieron muchísimo tiempo. Ya ni recuerdo cuánto. La Europa de los ciudadanos.
Yo no sé qué coño hay que ir a hacer a Israel, y sin embargo la gente va.
Pues hála, a disfrutar su hospitalidad y seguridad.
Lo siento,
Entrevista a Simone Moro:
P. ¿Qué conclusión personal ha extraído tras la experiencia en el Everest?
R. He confirmado una vez más que el mayor peligro de este planeta está personificado en al figura de los seres humanos, en la gente… Mucho más peligrosos que las avalanchas, las tormentas, los terremotos… El ser humano es el mayor peligro para el propio ser humano. En todas partes encontrarás buena gente y mala gente, incluso a ocho mil metros de altura, e incluso entre los sherpas…