Bienaventurados los periodistas que cubren el mundo de la justicia y los tribunales porque deben enfrentarse a la ímproba tarea de explicar e interpretar las sentencias judiciales. No sé si llegarán a ver el cielo, pero lo que es seguro es que hasta ese momento sufrirán interminables dolores de cabeza para convertir el lenguaje jurídico en algo que puedan entender los ciudadanos.
No siempre es así. A veces, las sentencias son de tal claridad y contundencia que no necesitan de muchos comentarios. Es lo que ha ocurrido con la sentencia de la Audiencia Nacional que absuelve a los 19 juzgados por la manifestación que rodeó el Parlament de Catalunya el 15 de junio de 2011. La Fiscalía pedía cinco años y medio de prisión para los acusados.
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