Türk Tabipler Birliği, #Soma'da vatandaşa tekme atan Müşavir Yusuf Yerkel'e darp raporu veren doktoru arıyor pic.twitter.com/zcQpwjMuF5
— REPORT TURK (@reportturk) Mayo 19, 2014
Pocas veces una imagen refleja tan bien la relación entre el poder y los ciudadanos en muchos países en los que existe una alta conflictividad social. En otras palabras, no sólo te pegan, sino que además se ensañan. Y luego ellos son las víctimas.
En la foto, que ya se vio aquí, se ve a Yusuf Yerkel, uno de los principales asesores de Erdogan, pateando a un manifestante durante la polémica visita del primer ministro turco a la localidad más cercana a la mina donde murieron 300 trabajadores. En las protestas posteriores a la llegada de Erdogan, varias personas golpearon algunos de los coches de la comitiva oficial. La persona en el suelo es uno de esos manifestantes.
Imaginemos que hubiera ocurrido al revés. Que un manifestante hubiera golpeado a un político indefenso en el suelo.
Yerkel confirmó horas después que él era la persona fotografiada. ¿Pidió disculpas a la persona a la que estaba golpeando mientras la sujetaban dos policías en un gesto no demasiado valiente? «Estoy profundamente entristecido por el incidente que ocurrió en Soma el 14 de mayo. Lo siento por haber sido incapaz de mantener la calma a pesar de todas las provocaciones, insultos y ataques que soporté ese día», dijo.
La excusa clásica entre políticos. Los agresores se convierten de improviso en víctimas en el momento en que la gente espera escuchar alguna disculpa. Ellos están rodeados. Ellos son los inocentes y los incomprendidos. Hemos visto algo de eso estos días con toda la polémica por los insultos y ataques en Twitter.
Alega que la persona agredida le había golpeado unos minutos antes. No ha aparecido en ningún medio una imagen de esa presunta agresión.
La gente protestaba ese día por el hecho mismo del accidente, la terrible matanza, la falta de medidas de seguridad en la mina, y la ausencia de información y explicaciones cuando aún había decenas de desaparecidos (algunos temían que incluso más). ¿Pero qué es eso frente a las «provocaciones» que recibió la comitiva de Erdogan?
Hay veces en que la realidad supera de largo los sarcasmos con intención más perversa. ¿Cabe la posibilidad de que Yusuf Yerkel ofreciera otro ejemplo de esa relación asimétrica entre gobernantes y ciudadanos? Cómo no. Yerkel acudió ese mismo día y obtuvo una baja médica de una semana por una lesión en la rodilla derecha. Así se quitó de en medio durante unos días hasta que amaine la tormenta. Una forma muy frecuente de asumir las responsabilidades.
Hay muchos países en que los ciudadanos descontentos se sienten como esos manifestantes turcos. Les engañan, les golpean y luego les dicen que ellos son los culpables.