Es uno de los nueve mapas elaborados por Vox con los datos del último informe científico sobre el impacto del cambio climático en EEUU. «El cambio climático, considerado antes un asunto para un futuro lejano, se ha traslado con claridad al presente», dice el informe encargado por el Gobierno:
“Summers are longer and hotter, and extended periods of unusual heat last longer than any living American has ever experienced. Winters are generally shorter and warmer. Rain comes in heavier downpours. People are seeing changes in the length and severity of seasonal allergies, the plant varieties that thrive in their gardens, and the kinds of birds they see in any particular month in their neighborhoods.
¿Qué efecto tendrá el informe? Hay motivos para ser pesimista. Hasta ahora, la opinión pública norteamericana ha reaccionado con un cierto desinterés sobre esta amenaza, a diferencia de otros países occidentales.
Americans are less concerned about climate change than the rest of the world is. http://t.co/3ayjySpJ2Q pic.twitter.com/0Bq9SAAgfj
— David Leonhardt (@DLeonhardt) Mayo 6, 2014
No es extraño porque los conservadores, también en parte en el Reino Unido, lo han convertido en terreno para la batalla ideológica. Y no hay que buscar sectores marginales o extremistas. Los políticos republicanos no tienen inconveniente en recurrir a negar toda validez a este tipo de estudios científicos, como si la ciencia fuera sólo una posición más en el debate público a la que se puede contestar con otras posiciones políticas. Como si existiera el derecho a reclamar la misma credibilidad para los que cuestionan la teoría de la evolución.
Hay hasta senadores que escriben libros para sostener que todo esto es un inmenso fraude.
No es EEUU el único país en el que argumentos políticos sirven para olvidarse de los avances de la ciencia. En España, en especial en época electoral, la mayoría de los políticos sigue defendiendo las ayudas públicas a la extracción de carbón, económicamente absurda y ecológicamente insostenible.
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Una imagen muy preocupante de Alaska en junio de 2013 y un recordatorio: incluso los modelos de predicción pueden llegar a subestimar los efectos del cambio climático.