La publicación del libro ‘Time Travel: A History’ permite esta interesante conversación (hay subtítulos en inglés) con su autor, James Gleick, y un tema recurrente siempre que se habla de viajes en el tiempo: ¿viajarías décadas atrás para matar a Hitler e impedir así el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial? Es un ejercicio mental que ha dado lugar a todo tipo de libros y películas, en general con un denominador común: no se molesten, nunca sale bien.
Paradoja del abuelo aparte, hay un error de partida en todo esto que tiene más que ver con el conocimiento de la historia que con los problemas inherentes a los viajes en el tiempo. Los grandes acontecimientos históricos deben mucho a actos individuales de ciertos personajes relevantes, y muchísimo más a factores políticos, sociales y económicos. Como se ha dicho en varias ocasiones, matar al niño Hitler quizá habría provocado que el ascenso del fascismo en Alemania en los años 30 fuera liderado por alguien con sus mismas ideas, pero sin sus defectos, su locura y paranoia. Un Hitler mejor con otra identidad cuyas ideas hubieran sobrevivido con más fuerza tras su muerte.
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El comodín de Hitler. Guerra Eterna, septiembre 2013.