Parece que había una lectura más del terrible y cómico error en la gala de los Oscar, y además resulta que no tiene que ver sólo con la equivocación de un directivo de PwC o de Warren Beatty. Las malas decisiones en tipografía pueden tener repercusiones mucho más serias, como explica este vídeo de Vox. Lo peor de todo –o lo mejor, según se mire– es que son errores que podrían ser subsanados. El mal diseño de la información que aparece en los pequeños recipientes que se utilizan en los fármacos prescritos allí es otro buen ejemplo. Eso es aún más importante si tenemos en cuenta que tanto entre los presentadores de la gala de los Oscar como entre los consumidores de medicinas hay muchas personas mayores con dificultades de visión.
El vídeo recuerda también el caso de las célebres papeletas mariposa en Florida en las elecciones del año 2000. Es difícil subestimar las consecuencias que tuvo. Es cierto que en muchos condados de EEUU se ha cambiado el diseño de las papeletas para intentar reducir las posibilidades de confusión. Pero como cuenta este artículo en ProPublica, el problema sigue existiendo. Errores causados por ese mal diseño han podido afectar al voto de centenares de miles de personas en algunas de las numerosas elecciones que se celebran en noviembre. Las víctimas suelen ser casi siempre los pobres, los ancianos y las personas con discapacidades.
¿Puede matar un diseño equivocado? No es una pregunta absurda. Ha ocurrido con los coches. ¿Es posible que se haya vendido en EEUU productos de limpieza en envases con diseño y colores parecidos a las bebidas de refrescos o isotónicas y que eso hiciera que algunos consumidores echaran un trago de un brebaje tóxico? Ya lo creo que es posible.