Si ya se reía Obama con el resultado de las primarias de Carolina del Sur, cuando le hablen sobre los datos fiscales de Mitt Romney se le van a saltar las lágrimas de la risa. La portada es un buen resumen del inmenso alivio que a priori debe sentir la Casa Blanca al observar el curso de la contienda republicana.
Parece claro que si los republicanos eligen a Newt Gingrich, a Obama le será más fácil movilizar a las bases demócratas, en parte decepcionadas por las promesas no cumplidas por el vencedor de las elecciones de 2008.
[Podría ser una de las primeras ediciones del sábado de The Washington Post. En las siguientes ya apareció la foto de Gingrich en la celebración de su victoria. Pero no, es una parodia.]
Otro favor para Obama. Romney ha hecho pública su declaración de la renta de 2010 y una estimación de la de 2011. En 2010, tuvo unos ingresos de 21,7 millones de dólares, de los que pagó un 14% de impuestos. El bajo porcentaje se debe a que la mayoría de sus ingresos procede de rentas de capital. No es un delito, pero no da mucha credibilidad al argumento, habitual entre candidatos, de que él sí sabe lo dura que está siendo la crisis para el norteamericano medio.
Además, la información facilitada incluye el molesto hecho de que Romney tuvo ese año una cuenta en Suiza (y otras en los paraísos fiscales de Bermuda y Caimán) que fue clausurada porque alguien decidió que podía ser un poquito embarazosa. Seguro que tenía ese dinero allí como muestra de confianza en la economía norteamericana.
Ya vale de reír, Obama, que te va a dar algo.
Por cierto, se ha escrito en muchos sitios que ningún presidente ha salido reelegido en décadas con el nivel de paro que soporta actualmente EEUU. Es cierto, pero hay otra hipótesis que favorece a Obama. Desde 1956, ningún presidente ha perdido en las urnas si el desempleo ha bajado de forma constante en los dos años anteriores a las elecciones.
Those precedents bode well for Obama. Unemployment was 9.8 percent in November 2010, two years before voters decide whether Obama gets to stay in the White House. It was down to 8.7 percent in November 2011, a year before the vote. It fell to 8.5 percent in December and is expected to fall further by Election Day.